Eva Rocha, comité editorial Grupo DiarioSur
En un acto de indignación, pero también de determinación, la comunidad de Caunahue ha logrado, tras una intensa protesta, que el Ministerio de Obras Públicas inicie la reparación de una ruta crucial como es Futrono-Llifén, que llevaba más de un año en lamentables condiciones. Este viernes 24 de enero, la acción directa de los vecinos, que incluyó protestar y bloquear la única vía de conexión de la comuna, finalmente movilizó a Vialidad para comenzar los trabajos necesarios en un tramo afectado por un aluvión hace año y medio.
La rapidez con la que se actuó tras la protesta, reparando el daño en menos de 48 horas, plantea una pregunta incómoda pero necesaria: ¿Por qué fue indispensable una manifestación para obtener una solución a un problema tan prolongado?
Los antecedentes de esta manifestación son los tres cortes de ruta el 2024 por parte de vecinas y vecinos autoconvocados de Llifén. En todas hubo compromisos que no se cumplieron. La más reciente fue en octubre, ocasión en la que el jefe de conservación provincial de Vialidad, Álvaro Rodríguez, cigarrillo en mano, comprometió el inicio de obras a más tardar en diciembre, pero a mitad del verano la ruta continuaba en un continuo deterioro.
Se suman los oficios enviados por agrupaciones y también por alcaldes de la comuna. La administración de Claudio Lavado en su momento sufrió un comentado impasse al enviar “a la rápida” (según sus propias palabras) un oficio al director de Vialidad, solicitando la reparación de los caminos que se encontraban “hechos mierda”.
“Pavimento hecho mierda, hoyos”, se podía leer en aquella misiva enviada con premura por el alcalde (s) ante la celebración de un gran evento deportivo que contemplaba una vuelta en bicicleta por la Cuenca del Ranco. La respuesta fue señalética advirtiendo el mal estado del asfalto y un “tirón de orejas” del delegado presidencial, quien llamó al alcalde a mantener el respeto. De reparación de asfalto, nada.
Los vecinos de Llifén, impulsores de las manifestaciones, están felices por las reparaciones, pero lamentan que la iniciativa para resolver estos problemas dependa de actos de protesta. Para ellos, la respuesta a la interrogante planteada es simple: falta de voluntad.
“Los recursos para los trabajos ya estaban, entonces la única explicación para demorar años en dar una solución que toma solo dos días de trabajo, es que no les interesamos. No nos consideran porque estamos lejos de la capital, somos pocos habitantes y somos más bien sumisos”, plantean algunos vecinos. Pero no bajan los brazos, celebran el resultado que se obtuvo en Caunahue y no descartan volver a movilizarse si no se concreta una solución para Llifén en el corto plazo.
Mientras la maquinaria se traslada a Coique para continuar con las obras, Llifén y ahora también la zona cordillerana de Chabranco y Maqueo, siguen en alerta.
La movilización en Caunahue no solo logró la reparación inmediata de la carretera, también envía un claro mensaje a las autoridades: la comunidad está cansada de pretextos, pero está dispuesta a luchar por contar con infraestructura vial segura.
Pero la pregunta sigue en el aire: ¿Es necesario llegar a estos extremos para que se actúe? Desde esta editorial, instamos a la reflexión y a la acción inmediata por parte de las autoridades para priorizar y resolver necesidades que son básicas.Que la protesta sea el último recurso.
Video publicado en Redes Sociales sobre “El Milagro de Caunahue”.
Grupo DiarioSur, una plataforma de Global Channel SPA.
Powered by Global Channel
208023