La actividad contó con la participación de Joaquín Villarino, Presidente Ejecutivo del Consejo Minero; Hernán Araneda, Gerente de Desarrollo Humano de Fundación Chile; Gavin Lind, CEO Mining Skills Organisation Pilot Minerals Council of Australia; Danielle Martin, International, Council on Mining and Metals (ICMM) y Matthew Sigelman, CEO at Burning Glass Technologies.
“La incorporación de las tecnologías digitales y la automatización en la cadena de valor está generando desafíos claves de gestión del talento, con alta probabilidad que ocupaciones tradicionales se transformen significativamente, dejando obsoletas cerca del 60% de las competencias laborales actuales. Se requerirá un proceso de reentrenamiento y reconversión que asegure la disponibilidad de talento en la cantidad, calidad y oportunidad necesaria, y que habilite la transición a la minería del siglo 21”, afirmó Hernán Araneda, gerente de Desarrollo Humano de Fundación Chile.
Por su parte Joaquín Villarino, Presidente Ejecutivo del Consejo Minero, indicó que la pandemia aceleró la agenda digital de los diversos sectores productivos no solo de Chile, sino del mundo. “La industria -destacó el ejecutivo-ha ido incorporando herramientas como IoT, big data, inteligencia artificial, automatización, entre otros. Esta transformación digital no solo impacta en la productividad del sector, sino que también repercute en ámbitos como la cultura de seguridad, el cuidado del medio ambiente y una mayor inclusión laboral por lo que demandará una fuerza laboral más innovadora, más tecnologizada y alineada a la minería del siglo 21”.
Matthew Zigelman, CEO de la empresa de inteligencia artificial, Burning Glass Technologies, explicó que el trabajo con datos y tecnologías va cambiando dos veces más rápido que otros. Tendemos a esperar que los trabajos se comporten de una forma muy tradicional y cuando llegan las tecnologías estos deben acomodarse a ellas, y combinan conjuntos de habilidades antes no vistas. Solo en la big data analytics industrial generará 600 mil nuevos trabajos en los próximos 5 años. Hay distintas economías automatizadas y se requerirán trabajos para alimentar esa transformación con nuevas habilidades.
Según dijo el experto, el trabajo minero en el sector de tecnología ha crecido más de un 50%, “Uno de cada 20 trabajos en el sector es de tecnología. Tenemos más trabajo de ingeniería, desarrollo de software, técnicos de mantención de equipos robotizados, al igual que capital humano experto en sostenibilidad. “Debemos actualizar y reentrenar para atraer nuevos talentos al sector, al igual que trabajar en un mecanismo para reescalar a los trabajadores y entregarles las nuevas habilidades asociadas a la automatización y así ayudarlos en la etapa de transición”.
En opinión de Zigelman la minería tiene tres desafíos: “asegurar que la fuerza laboral se mantenga y se capacite en nuevas habilidades, desarrollar nuevos talentos emergentes y asegurar que la automatización entregue una ruta que permita continuar con la movilidad”.
En esa dirección es que enfatizó la importancia de desarrollar un mapa de habilidades, una estrategia sectorial y económica ligada a las necesidades del trabajo para así proyectarnos a futuro. “El impulso minero nos obliga a desarrollar la ruta de talento y definir dónde queremos llegar, y desde ese objetivo mirar hacia atrás e identificar habilidades y nuevos puestos de trabajos. Volver a la educación elemental tomaría décadas y Chile terminaría eclipsado por otros países. Vamos a tener desplazamientos en minería en algunas áreas, pero esto nos puede permitir una transición efectiva. No podemos pedir a los trabajadores reinventarse desde cero, sino honrar la experiencia y construir sobre las habilidades que ya tienen. Tras seis meses de capacitación pueden aumentar sus opciones y sueldos, y garantizar un retorno sobre la inversión más efectivo”, aseguró.
Por su parte Gavin Lind, CEO Mining Skills Organisation Pilot (MSOP), destacó que la minería del futuro va a necesitar habilidades diversas y unir a personas sin experiencia anterior, “formar micro credenciales que se puedan empaquetar para futuras calificaciones en la industria”.
Según contó hay rutas dinámicas que van a cambiar con la influencia de las tecnologías, por lo que se requiere un mapa accesible y que le de valor a la industria.
“La fuerza laboral del futuro está hoy con nosotros y necesitamos instalar habilidades apilables, trabajar con los gobiernos e instituciones para dar capacitación y permitir entrar a la industria y transferir fuera de la industria, y así impulsar la economía. Debemos mantener al aprendiz en el centro de este proceso dinámico”, aseguró.
Según dijo, “la minería está complejizando los ciclos de tecnologías y necesita una respuesta acelerada. A modo de ejemplo, solo la compañía Río Tinto ha invertido más de dos millones de dólares en transformación digital y buscamos disponer de paquetes de capacitación que habilite esta agilización. También los internados y prácticas ayudan a cumplir con las necesidades de la industria. El progreso está hecho en base a la evidencia y ayuda a mantener la capacitación en jurisdicciones específicas, el desarrollo de nuevas habilidades y adquisición de conocimiento”.
Finalmente, Danielle Martin, International Council on Mining and Metals (ICMM), señaló que la aspiración del ICMM es que se aceleren los esfuerzos regionales sobre las habilidades que se necesiten para garantizar la participación inclusiva y la diversificación en la minería.
“Esperamos que la iniciativa mejore el aporte de la minería a las comunidades locales y así las percepciones de la sociedad. Esta brinda habilidades, apoyo a la resiliencia en torno a la transición económica, a la tecnología y la automatización, ya sea tras el cierre de una mina o el cambio en su forma de operación, o para responder al cambio climático y la pandemia del covid-19. Esta iniciativa de largo plazo se va a desarrollar en más de 50 países del mundo y buscamos tener un impacto en la minería”, afirmó.
Según explicó hay dos flujos distintivos sobre planificación de la fuerza laboral para que evolucione hacia la tecnología y las habilidades comunitarias basadas en la resiliencia. “La iniciativa está diseñada a 15 años plazo y estamos consolidando el conocimiento, para continuar con la evaluación de prácticas y sumar eventuales socios. Seguiremos con pruebas para afinar el skilling y reskilling y la implementación de éstas considerando además habilidades cognitivas intrínsecamente humanas y críticas para la minería para asegurar y mantener la aceptación de la sociedad en una era habilitada por la tecnología. Los aprendizajes iniciales muestran que las comunidades responden, se adaptan de forma resiliente, y ello debe ponderar el impacto económico y social”.
Martin cerró destacando que la creación de valor social implica el acceso a las habilidades para mujeres y jóvenes, la capacidad de transferencia para asegurar la fuerza laboral y facilitar el acceso a habilidades digitales, asegurándonos una buena adopción tecnológica y la transición a un futuro que asegure un beneficio compartido.
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