A pesar de que un tercio de los alimentos aptos para el consumo humano se desperdicia a nivel mundial, cerca del 10% de las personas califican en estado de desnutrición. Solo en el 2018, más de 820 millones de habitantes fueron calificados en estado de desnutrición. Un grupo de académicos y estudiantes de la carrera de Nutrición y Dietética UC se enfocó en la redistribución de excedentes alimentarios como estrategia recomendada para reducir la pérdida y desperdicio alimentario a nivel de distribución.
En el contexto de algunos países, la inseguridad alimentaria puede deberse a un problema de acceso a los alimentos, por sobre al suministro de alimentos. Para Carolina Fredes, directora de la investigación y académica de la carrera, explica que “la redistribución de excedentes de frutas y hortalizas producidos en un mercado mayorista, puede aumentar el acceso a alimentos de gran valor nutricional por parte de fundaciones de acogida a personas vulnerables, un recurso particularmente relevante para enfrentar la inseguridad alimentaria en Chile”.
La especialista destaca que la investigación contribuyó con antecedentes en la evaluación de esta estrategia, en el contexto de la redistribución de excedentes de frutas y hortalizas provenientes del mercado mayorista y destinados a fundaciones de beneficencia.
La investigación se realizó entre los meses de agosto y noviembre de 2019, siguiendo los protocolos de Ética en la Investigación de la UC, y benefició a 827 personas de residencias benéficas de la Región Metropolitana. Los autores del estudio son Carolina Fredes, Francisco García, María Ignacia Pérez y Rodrigo Fernández-Verdejo.
Los investigadores concluyeron que la cantidad de desperdicios de hortalizas entre hogares que recibieron y no recibieron donación de excedentes de hortalizas fue similar. Por lo tanto, el modelo de donación basado en la redistribución de excedentes de frutas y hortalizas fue efectivo para reducir las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA). El modelo estudiado reduce los desperdicios a nivel de distribución, ya que el mercado mayorista en vez de botar, redistribuye sus excedentes.
Si bien en Chile no existen antecedentes previos sobre desperdicios de alimentos en hogares de beneficencia o de acogida. Las estadísticas muestran que en hogares de países desarrollados, el desperdicio evitable de frutas y hortalizas se estima entre 30% (Holanda) y 70% (Japón) del total de desperdicios de alimentos producidos en el hogar. Al respecto, Carolina Fredes rescata que “los resultados entre estudios no son directamente comparables, porque en la determinación de desperdicios de alimentos se utilizan diferentes métodos de cuantificación. Por ejemplo, el desperdicio de frutas y hortalizas fluctúa entre 84 y 110 gramos por persona al día en hogares europeos, usando un método de balance de masas. El desperdicio de frutas y hortalizas es de 173 gramos por persona al día en hogares de Israel, usando un análisis de composición de residuos municipales”.
El estudio señala que las principales razones que explican los desperdicios en los hogares de beneficencia estudiados indican que, los hogares reciben más donación de la que necesitan, y en un proceso avanzado de postcosecha; es decir, las hortalizas recibidas no se ven bien o no huelen bien. Las donaciones provienen de excedentes de frutas y hortalizas de mercados mayoristas, que tienen una producción continua de excedentes. La periodicidad de entrega de estos excedentes es quincenal.
La “donación planificada” se instala como eventual solución a esta problemática. En este sentido, el estudio indica que los hogares deberían recibir una cantidad de donación de excedentes de frutas y hortalizas de acuerdo con sus requerimientos, dependiendo del número de beneficiarios y de la frecuencia de abastecimiento; así como de las recomendaciones diarias de consumo de frutas y hortalizas de cada hogar. Por ejemplo, las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos recomiendan consumir al menos cinco porciones diarias de frutas y hortalizas. Adicionalmente, una donación planificada debe considerar la fracción no comestible de frutas y hortalizas.
La donación de excedentes alimentarios es una acción valorada en el modelo de jerarquía de recuperación de alimentos por su menor impacto ambiental en comparación con el reciclaje de alimentos. Sin embargo, los modelos de recuperación, redistribución y donación de frutas y hortalizas son complejos en logística, y costosos en infraestructura y equipamiento de refrigeración. “La capacitación del personal y voluntarios involucrados en estos modelos es clave para identificar criterios de calidad de los excedentes de frutas y hortalizas. Por otra parte, los hogares deben conocer sus requerimientos, con la finalidad de solicitar una donación que puedan manejar de manera eficiente, mientras que los desperdicios inevitables producidos en los hogares se pueden incorporar en iniciativas de reciclaje de alimentos”, concluye Carolina Fredes.
Original de la publicación en: https://doi.org/10.3390/su12218835
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