Por Mario Guarda
Contratos de trabajo con cláusulas abusivas, gastos que deben solventar de sus propios bolsillos y oídos sordos de las autoridades, son parte de las denuncias de los trabajadores de uno de los principales programas de apoyo a la agricultura familiar campesina.
“El problema que tenemos la mayoría es que pasamos meses sin sueldos, porque no liberan nunca los contratos, de lo que se culpan unos a otros, Indap con los municipios, es cosa de todos los años”.
Estas palabras de Luis Eduardo Fernández, técnico agrícola del Prodesal de Calbuco, y a la vez presidente del Sindicato regional de profesionales del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) y del Programa de desarrollo territorial indígena (PDTI), dan a conocer a Grupo Diario Sur parte de una serie de problemas que enfrentan año a año en medio de lo que acusan como una maraña burocrática.
“Hay colegas que de repente pasan cinco meses sin sueldo”, dice Fernández, una situación habitual cada inicio de año mientras se espera la regularización de los contratos de trabajo, “pero mientras tienen que seguir trabajando”, denuncia.
Su testimonio es una muestra de una problemática mucho mayor que afecta directamente y durante años, a los trabajadores y trabajadoras de uno de los más importantes programas de apoyo a pequeños productores rurales.
Prodesal tiene por objetivo “aumentar los ingresos silvoagropecuarios y de actividades conexas de los usuarios Microproductores, por venta de excedentes al mercado como complemento al ingreso total del hogar”, según el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap).
Profesionales y técnicos mayormente del área agropecuaria se desempeñan en este programa, conformando equipos territoriales en contacto directo con familias campesinas, sin embargo denuncian desde anomalías en sus contratos de trabajo hasta situaciones abusivas de parte de sus empleadores.
Prodesal es un programa de Indap ejecutado principalmente por las municipalidades, con las cuales firma convenio y les transfiere recursos complementados con aportes de los mismos municipios.
Como ejecutores del programa, las municipalidades contratan a los equipos técnicos, que atienden a los usuarios organizados en unidades operativas de entre 60 y 180 personas, ubicados en territorios con ciertas características.
“Indap traspasa un formato de convenio a los municipios, donde Indap coloca sus cláusulas, los contratos tienen deberes y no tienen derechos, cláusulas abusivas donde los municipios no se hacen parte, o sea aceptan que Indap las pase”, dice Fernández, asegurando que tales situaciones se normalizaron.
Una de esas cláusulas que los trabajadores califican como abusiva, consiste en que, por ejemplo, en la formulación de proyectos no pueden tener más de un 10% de rechazo.
“Esto quiere decir que si yo hago diez proyectos, y me equivoco en dos, y me los rechazan, eso es causal de despido”, explica Fernández.
También menciona que no tienen derecho a cobrar horas extras ni viáticos, sólo en las contadas excepciones donde algún municipio sí se los permite. Además, asegura que muchos deben trabajar los fines de semana para cumplir con la carga laboral.
-¿Por qué las municipalidades se restarían de cuestionar este tipo de cláusulas por las que año a año los trabajadores protestan?
“Los alcaldes toman los programas porque si no los toman se pierden los recursos y después la gente los cuestiona, pero se hacen cómplices de la precariedad laboral y la vulneración de derechos”, complementa Luis Eduardo Fernández.
Desde esa perspectiva, existe una dependencia de las municipalidades, especialmente las que cuentan con menos recursos, cuya gestión se ve fortalecida en el territorio rural gracias a los convenios con Indap.
En el desempeño habitual de sus funciones, estos equipos territoriales deben hacer frente a diversas falencias que terminan resolviendo con recursos de sus propios bolsillos.
“Hablamos de vehículos, repuestos, combustible, y también un montón de otras cosas menores, como teléfono y computadores, tenemos que hacer uso de nuestras cosas para poder cumplir”, denuncia Fernández desde Calbuco.
Evaluando esta última situación, los equipos Prodesal de Los Ríos elaboraron un diagnóstico en el que presentaron, entre otras materias, los gastos en los que deben incurrir para resolver exigencias del programa.
“Durante las últimas temporadas, los extensionistas hemos estado subsidiando al programa con nuestros vehículos, con nuestros sueldos, nuestros equipos, significando esto un 25% de nuestro salario por concepto de honorarios”, se puede leer en el diagnóstico.
Esto es confirmado a Grupo DiarioSur por el senador por Los Ríos, Iván Flores, quien reconoce la situación de vulnerabilidad que enfrentan los trabajadores, a quienes solo se les da la posibilidad de firmar contratos a honorarios.
“A estos funcionarios se les paga una suma a mano alzada, en donde no se les reconoce el alza de combustible, el desgaste del vehículo, la ropa de trabajo que necesitan, hay mucha discriminación en cómo el Estado protege al funcionario público”, asegura Flores.
“Quedan en una precariedad absoluta, tanto desde la protección como desde los derechos laborales de cualquier trabajador en Chile”, sentencia el parlamentario.
Flores asevera que estas situaciones las ha planteado ante las entidades gubernamentales correspondientes “pero ningún gobierno lo ha querido resolver”, acusa.
Pero, ¿a cuántos gobiernos se les han presentado las exigencias de los trabajadores de Prodesal?
“Es muy poca la diferencia entre Bachelet 1, Bachelet 2, Piñera 1, Piñera 2, es prácticamente una continuidad”, aclara Fernández, dando cuenta de problemas no resueltos al menos desde el año 2006.
Hoy, con la llegada del nuevo gobierno, los trabajadores y trabajadoras de Prodesal impulsan nuevamente un esfuerzo por establecer puentes con las autoridades recién asumidas, a fin de que se escuchen sus demandas y se logren soluciones.
Contactado por Grupo Diario Sur, el director nacional de Indap, Santiago Rojas Alessandri, dice reconocer en los equipos territoriales “un rol fundamental en el día a día de la agricultura familiar campesina”.
Asimismo, expresa que estos equipos son los que han contribuido a transformar Prodesal en uno de los principales motores de desarrollo productivo y social del mundo rural en los últimos 25 años.
“Nuestro diagnóstico es claro: somos conscientes de que las condiciones laborales han sido un tema complejo que ha acompañado de manera permanente la operación del programa, y por eso una de las prioridades de Indap es abordar este desafío”, asegura Rojas.
Y agrega otro factor que da mayor relevancia al programa, el rol social que cumple. “En muchas ocasiones, aborda aspectos que van más allá de lo estrictamente productivo, adquiriendo un marcado carácter social” en el espacio rural, sostiene el director.
En ese sentido, desde el inicio formal del programa hacia el año 2000, los equipos territoriales han desempeñado una función de nexo entre las necesidades de las familias alejadas de los centros urbanos, con los municipios, ayudando a que las personas puedan encontrar soluciones en la institucionalidad.
Iván Barrientos, técnico de Prodesal de la comuna de Futrono, Región de Los Ríos, declara que este tipo de gestiones que escapan a sus funciones las han realizado desde siempre, dado que por la naturaleza de su trabajo, a menudo suelen ser los únicos representantes de un servicio del Estado que llega directamente a los hogares campesinos.
“Por ejemplo, intervenir cuando alguien no tiene camino, cuando no tiene luz eléctrica, un trámite médico por alguien enfermo”, suelen ser problemas puntuales que los trabajadores de Prodesal llevan desde los hogares hasta las oficinas pertinentes que pueden entregar soluciones, comenta Barrientos.
Si bien este es un servicio que realizan desinteresadamente y que no se relaciona con los objetivos del programa, ahora pareciera tornarse en contra de los equipos territoriales a raíz de una política que se originó en el segundo gobierno de Piñera, y que se implementará este año.
“Indap puso dentro de nuestro plan de trabajo un Plan de Acción Social (PAS), que significa que a nosotros nos van a evaluar en un 50% por el tema productivo y un 50% por el tema social”, dice Barrientos, sorprendido de que ahora se les obligará a realizar labores que son propias de un departamento social municipal.
“A nosotros pregúntennos qué hortalizas se dan mejor en un valle, pero son las municipalidades las encargadas de ver el tema social de las comunas, no somos nosotros”, reclama y agrega un punto más.
“En estas ideas geniales que se les ocurre a la gente de Indap a nivel central, jamás se han sentado en la mesa con los alcaldes que son los que administran estos programas, aquí hay un verdadero desorden que no permite solucionar los problemas de los campesinos”, apunta Barrientos.
Rosario Huenchucheo, usuaria de Prodesal Calbuco, pequeña productora agrícola, genera sus propios ingresos cultivando múltiples hortalizas que vende en una feria local, y recibe el apoyo de Prodesal.
“Muy agradecida de ellos, porque he recibido harta ayuda”, afirma. “He tenido ayuda en proyectos, en invernaderos, pude obtener un motocultor, algo muy importante para mí”, agrega, dado que es un recurso que le permite labrar la tierra en forma mucho más eficiente y rápida.
Además, en el año 2021 fue destacada por el Programa de Alimentos Ancestrales Saludables y “Sello Originario" de Indap, por su emprendimiento de hortalizas.
Sobre la importancia de Prodesal para ella y para todas las personas de sectores rurales que concurren al programa para mejorar sus condiciones de vida, es enfática en reconocer el aporte que entregan.
“Yo empecé de cero, yo empecé de abajo, Prodesal nos prepara para surgir y avanzar, sería muy difícil para alguien surgir sin ellos, al momento que yo empecé a como estoy ahora es harta la diferencia”, comenta Rosario.
Y su avance no cesa debido a que, pensando en expandir su emprendimiento se atrevió obtener licencia de conducir, a fin de vender sus productos no solo en la feria.
Rosario puede mirar este “sueño lejano” como dice ella -dado que debe reunir los recursos para adquirir un auto- gracias a las nuevas posibilidades que identificó en el contexto de la intervención de Prodesal.
Y agrega que su percepción es que no se muestra el verdadero valor que el programa y los equipos territoriales tienen, algo que encuentra injusto: “Ellos no están reconocidos, siempre hablan bien de Indap pero no hablan del trabajo de Prodesal”.
Teniendo presentes los antecedentes revisados, el senador Flores apunta a un problema de fondo que tiene que ver con la forma en la que los gobiernos ven al espacio rural y sus habitantes.
“Es muy penoso ver que los distintos gobiernos consideran a la ruralidad como una cuestión secundaria”, expresa el senador, indicando que esto responde a la histórica visión centralista del país.
Frente a esto, Flores replica que “las regiones se nutren, se alimentan, se equilibran, estimulan su economía con lo que pasa en el mundo rural, en la pequeña localidad”, y agrega otro elemento a considerar.
“El presupuesto del Ministerio de Agricultura, que dice que un año creció en 2,5% el otro año el 3%, no es así, lo que ha pasado es que han debido inyectarle recursos por los incendios forestales, nada más”, asegura el parlamentario.
“El presupuesto de Indap está congelado ya hace cinco o seis años, y si miramos bien ha decrecido, porque sobre todo en los últimos años, Gobierno de Piñera e inicios del Gobierno de Boric, ha decrecido, porque los costos de operación son muy superiores al aumento que ha tenido”, declara.
Una postura opuesta es la que toma el nuevo director nacional de Indap, Santiago Rojas, asegurando que el actual gobierno busca “fortalecer un sistema de extensión rural que sea robusto y potente en todos sus aspectos, incluidos los laborales, técnicos, administrativos, legales y comunicacionales”.
Y enfatiza: “Que sea un apoyo permanente para las familias de la agricultura campesina, que incluya a más mujeres, jóvenes y pueblos indígenas, y que incorpore estrategias sostenibles basadas en la agroecología”.
Las experiencias negativas que durante años han vivenciado los trabajadores y trabajadoras de Prodesal, los llevan a no ser tan optimistas, y sospechan que la desidia gubernamental es una forma de forzar el término del programa.
“Hay una intención de repente de dejar mal el programa, que se evalúe mal para poder terminarlo”, dice el funcionario Luis Eduardo Fernández.
Sin embargo, el director nacional de Indap, intenta entregar calma.
“Con los análisis y modificaciones que esperamos realizar, pretendemos mejorar aspectos específicos, como la cadena administrativa que regula los sueldos y fechas de pago y las condiciones materiales que se prestan para la ejecución de las labores, entre otros”, explica Rojas.
Y concluye defendiendo la existencia de Prodesal: “Las productoras y los productores de la agricultura familiar campesina pueden estar absolutamente seguros respecto a la continuidad del Prodesal. Estamos hablando de, probablemente, el programa de intervención estatal de mayor extensión territorial del país, funciona desde Camarones a Cabo de Hornos”.
En tanto, los trabajadores y trabajadoras de Prodesal esperan que esta vez sus demandas sí sean escuchadas tras más de diez años sin ser escuchados por los distintos gobiernos de turno.
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