Ilihue, Iculpe, Pisada del Diablo, Chamul, Quillaico, Imahue, Coique, Luján, Futrono, La Trafa, Golfo Azul, Caunahue, Puerto Llifén y Calcurrupe, son sólo 14 de las decenas de ejemplos de riberas que, pese a ser bienes de uso público, se encuentran completamente vedadas, inlcanzables y prohibidas para la ciudadanía en la Cuenca del lago Ranco, que curiosamente es el tercer lago más grande de Chile.
La situación se repite en los bordes de ríos, lagos y lagunas de nuestra maravillosa región de Los Ríos.
GrupoDiario Sur, red que reúne diarios locales en todas las comunas de la región, ha publicado varias denuncias ciudadanas en los últimos años, que relatan la indignación y lucha de vecinos por rescatar para la comunidad y para todos los chilenos, lo que se mantiene en manos de privados, ya sea por bloqueos en el acceso o por cercos que se han ido levantando en sectores como Calcurrupe, Coique y Chamul. Distintas ocupaciones irregulares de espacios públicos que “se supone” son de todos los chilenos.
En los casos menos escandalosos, particulares han ido bloqueando accesos de tránsito peatonal que históricamente la comunidad ha utilizado para acceder a las playas del Ranco. Y en los más graves, han instalado cercos que llegan hasta el agua, lo que se profundiza en zonas de difícil acceso por tierra.
Estas verdaderas "tomas" de bienes de uso público proliferaron, sobre todo en los últimos 10 años, y pareciera ser que se va naturalizando la ocupación de las playas por parte de quienes adquieren terrenos junto al lago, ante la mirada, a veces, paciente y resignada de futroninos y ranquinos que año a año pierden metros y metros de playa.
ANTES Y DESPUÉS
Sin embargo, este martes algo cambió. Por primera vez existe registro audiovisual de una situación que muchos han vivido, y que pocos se atreven a denunciar, porque el miedo a la mano castigadora de los poderosos. Tres mujeres fueron maltratadas, humilladas y expulsadas de una ribera por parte de un empresario con casa de veraneo a orillas del Ranco.
La polémica fue tal que durante todo este miércoles el presidente del directorio de la empresa Gasco, Matías Pérez Cruz (y prácticamente dueño de la empresa), ha sido blanco de burlas y críticas por el vergonzoso trato contra tres mujeres que, con respeto, le hicieron ver que sólo disfrutaban de lo que les parecía un bien de todos.
Si se trataba o no de un espacio público o el patio del abogado, será Bienes Nacionales quien se encargue de determinarlo, aunque las evidencias son claras, por la arena, piedras y agua aún se mantienen varios metros más arriba del punto de agresión.
Más allá de la “funa” nacional, la problemática puso en la palestra la urgente necesidad de poner, de una vez por todas, un freno a las ocupaciones y bloqueos ilegales y, con ello, devolver el acceso libre a hermosas playas y ríos para el uso de todos los chilenos.
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Un artículo editorial de Grupo DiarioSur y Vive El Ranco.
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