¿Alguna vez has intentado con cremas para el acné que le funcionaron de una manera excelente a tu mejor amiga, prima o hermano, pero que en ti no tuvieron el mismo efecto? El acné es la afección de la piel más común, pero no por ello constituye un problema único para todos: el de cada persona es diferente.
En ocasiones podemos sentir que un producto (por ejemplo, un jabón para el acné) que estamos empleando y que nos han recomendado mucho no funciona, lo cual puede resultar muy frustrante. Y esto sucede precisamente porque no estamos usando los productos correctos. Comprender los diferentes tipos de estas lesiones y los métodos más efectivos para tratarlas según su clasificación es lo que te ayudará a encontrar ese tratamiento para el acné o rutina de skincare que realmente elimine las imperfecciones y ayude a prevenir la formación de otras nuevas.
Aprender a identificar tu tipo de acné y cómo, por qué y cuándo aparece, te ayudará a controlarlo adecuadamente sin dañar tu piel. ¡Empecemos!
Qué es el acné
Sabemos que el acné es una condición de la piel que ocurre cuando el sebo y la piel muerta bloquean los folículos pilosos, causando inflamación; pero… ¿cómo se manifiesta? Dependiendo de tu tipo de acné, tal vez estes pensando en pequeños bultos blancos, puntos negros, erupciones rojas, lesiones dolorosas y más. Y sí, todos ellos son tipos de acné.
Y es que el acné es lo que se considera una enfermedad multifactorial, lo que significa que son muchos los desencadenantes que la causan. ¡Es la razón por la que tus brotes se ven muy diferentes a los de tu mejor amiga o hermana!
¿Te has decidido a emprender el viaje hacia una piel sana y libre de acné? El primer paso será… ¡identificar a tu adversario! Explora con nosotros los 6 tipos de acné más comunes y descubre cómo combatir lo que afecta tu cutis.
1. Puntos blancos
También conocidos como “comedones cerrados”, son una de las formas más típicas de acné. Aparecen en la piel como protuberancias pequeñas o medianas, blanquecinas o del color de la piel, las llamadas “espinillas”.
2. Puntos negros
También llamados "comedones abiertos", los puntos negros son muy similares a los blancos, con la diferencia de que la obstruccion está abiertas, lo que hace que se oxide y cambie de color, dandole su aspecto oscuro. Se consideran imperfecciones no inflamatorias, por lo que no presentan hinchazón o enrojecimiento.
3. Pápulas
Las pápulas del acné son protuberancias rojas e hinchadas en las que la presión se acumula en el poro obstruido y puede hacer que las paredes del mismo se rompan, propagando la lesión en la piel circundante.
4. Pústulas
Las pústulas son esencialmente pápulas que se llenan de pus al activarse el sistema inmunológico, desarrollando una capa blanca o amarilla hinchada. Esto les da el aspecto clásico de una espinilla, pero mucho más inflamado y doloroso.
5. Nódulos
Los nódulos son una forma grave de acné similar a las pápulas, pero que comienzan más profundamente dentro de las capas de la piel, siendo difíciles de tratar. Los nódulos se ven como protuberancias rojas o del color de la piel y nunca tienen una "cabeza", como las espinillas o pústulas.
6. Quistes
El acné quístico es otra forma de acné grave (y muy persistente) que se forma muy por debajo de la superficie de la piel, similares a bultos rojos y profundos que resultan muy sensibles y dolorosos.
Tratamiento y prevención de diferentes tipos de acné
La clave para atacar los problemas de acné, del tipo que sean, es comprometerse con una rutina de limpieza y cuidado de la piel, utilizando los ingredientes correctos.
La limpieza es un paso fundamental, por lo que un buen jabón para el acné será primordial para mantener el rostro limpio y la grasa controlada, con ingredientes para el control del sebo como por ejemplo el té verde. También es buena idea incorporar un limpiador oleoso previo a nuestro limpiador regular para una doble limpieza. Contrario a lo que se cree, esto no aportará más grasa a la piel, más bien ayudará a retirar por completo la suciedad, maquillaje y contaminación del rostro.
Otra excelente manera de minimizar lesiones es con cremas para el acné y productos que contengan ingredientes como el ácido salicílico. Este también se puede encontrar en limpiadores, ampollas, sérum y todo tipo de presentaciones.
Y por supuesto, no debemos olvidar la hidratación, paso fundamental incluso para una piel oleosa o acneica. Para este paso, prefiere formulaciones ligeras y no comedogénicas que se sientan agradables al aplicarlas y te ayuden a refrescar la piel y controlar oleosidad.
El acné puede afectar a las personas de muchas maneras diferentes, repercutiendo incluso en su autoestima y percepción de sí mismo. Lo bueno es que hay esperanza en el horizonte… ¡solo debes encontrar el tratamiento correcto!
Y recuerda, para ciertos tipos de brotes severos es posible que requieras de la ayuda de un dermatólogo, especialmente para nódulos y quistes. ¡No dudes en consultar con un profesional tu caso para un tratamiento para el acné adecuado!
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