Hace 30 años viajar a Chaihuín no era cosa fácil. Recién a fines de los años noventa del siglo XX el Cuerpo Militar del Trabajo construía la ruta de la reserva costanera, un camino que levantaba polvo al paso de los vehículos en medio de una belleza escénica donde el Océano Pacífico era el gran protagonista.
Chaihuín pasó de ser una localidad dedicada a la pesca artesanal, pasando por la actividad maderera, a ser un interesante polo del turismo en la costa, gracias a la pavimentación del camino que une a las comunas de Corral con La Unión.
Se cree que Chaihuín proviene de la palabra chaihue que en mapudungun significa canasta, en en el contexto de la cultura de los mapuches lafkenches, era un utensilio que se tejía con tallos de una planta conocida como voqui blanco y en el que transportaban cosas.
El pueblo queda a 30 kilómetros de Corral por la costa de la Selva Valdiviana para llegar a la desembocadura del río Chaihuín, lugar que también posee bellas dunas.
Para llegar a él primero hay que llegar a Corral y se sigue por la carretera, pasando por la caleta de Amargos, el pueblo de San Carlos y seguir por Morro Gonzalo y Huape hasta llegar a Chaihuín. Siguiendo la misma ruta, y pasando el puente de Chaihuín, está Huiro y la famosa playa Colun con las lagunas gemelas.
La primera vez que Chaihuín se dio a conocer a nivel nacional en noticieros fue cuando se descubrió que entre 1968 a 1970 vivió en el lugar un grupo del Movimiento de Izquierda Revolucionario a quienes acusaron de formar una escuela de guerrilleros.
En mayo de 1970 se desarticuló a este grupo que, según la prensa regional y nacional de la época, poseía una escuela de guerrilla que era sostenida por un grupo interno del Partido Socialista. Este grupo, según el trabajo del profesor de historia Bayron Velásquez, se conocía como La Organa y, en el contexto histórico, fue parte del proceso de “leninización y guevarización” que vivía el partido por aquellos años.
Según el profesor Velásquez la escuela de guerrilla de La Organa comenzó a crearse en octubre de 1969 en la época en que el pueblo de Chaihuín no era más que un caserío que apenas pasaba las 50 personas, con gente que se dedicada sólo a las labores de la pesca y que poco o nada se relacionaron con estos “estudiantes”.
Con el tiempo el negocio maderero hizo que tanto negociantes como obreros tuvieran que pasar por esta localidad para iniciar la sobreexplotación de los recursos naturales de la Selva Valdiviana en especial del alerce milenario.
Actualmente la reserva costera posee 60 mil hectáreas que son protegidas para resguardar el patrimonio de la antigua Selva Valdiviana.
Un hito especial para Chaihuín y sus alrededores ocurrió el 22 de marzo de 2005 con la inauguración de la Reserva Costera Valdiviana y que marcó un paso fundamental en la conservación de este bosque húmedo y templado.
Otro hito que consolidó a la zona ocurrió en 2010 con la creación del Parque Nacional Alerce Costero, aledaño a la reserva y que incluye 9.500 hectáreas que fueron donadas al Estado chileno.
Si anteriormente la pesca y la explotación maderera eran las áreas productivas principales lo es ahora el turismo, pues varias familias han aumentado exponencialmente la instalación de cabañas o domos de veraneo, restaurantes o negocios para los habitantes o las visitas.
El auge hizo que se creara la Cámara de Turismo Costa Huape, Chaihuín y Huiro que suma a trabajadores turísticos que poseen cabañas, hospedajes y restaurantes a lo largo de dicha costa.
Varias familias cuentan con cabañas que ofrecen tinajas o arriendan kayaks y bicicletas para los que deseen disfrutar de la belleza del río Chaihuín que baja hacia el mar. También existen domos en la zona de Chaihuín.
Los restaurantes también deleitan el paladar de los turistas, destacando el Doña Ester que además es salón de eventos y con un mirador sencillamente espectacular. También están los restaurantes PescaSur, Fondo Marino, La Caleta, Punto Huapeño, La Chalito y Las Delicias.
El río Chaihuín desemboca hacia el Océano Pacífico junto a unas dunas características y en la costa, casi por el lado que lleva a Huiro se pueden apreciar los Colmillos de Chaihuín, dos rocas milenarias cuyo incesante golpeteo de las olas del Océano Pacífico le han dado su forma tan peculiar. En la actualidad hay un sendero por el que los turistas pueden descender hasta un mirador para apreciar las dos rocas.
Grupo DiarioSur recomienda visitar la zona, destacando su transformación y gran potencial turístico, incluso de nivel internacional. Sin temor a parecer exagerados, las playas de Chaihuín no tienen nada que envidiarle a una playa de México o de la costa colombiana o peruana, sólo que no hay palmeras, pero sí abundantes cipreses, arrayanes y mañios de la Selva Valdiviana.
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