“Qué frágiles los árboles de nuestras avenidas.
Los transeúntes pasan de largo sin respirar sus frondas.
Sofocantes malezas de metal calcinante
les arrancan de tajo su follaje.
Cambiamos sus espacios por estacionamientos”.
Estos versos son parte del Poema XII del libro Poesía Arbórea, de la mexicana Esmeralda Loyden, y pueden retratar fielmente lo que está ocurriendo con las calles de Futrono urbano y el ordenamiento “moderno” que se les está entregando.
No es extraño que, en general, el ordenamiento urbano demuestra la tendencia economicista de realzar el cemento y el metal a fin de asegurar la perdurabilidad de las obras, además de ser lo primero a lo que se recurre al anunciar promesas en época de campaña política.
El ejemplo más palpable de esta tensión entre las distintas maneras en que se puede entender el llamado progreso, son los añosos árboles que se ubicaban en la acera del tramo de calle Balmaceda, entre Germán Riesco y Juan Luis Sanfuentes, que desaparecieron al ejecutar el “mejoramiento” de la principal avenida futronina.
Para ser justos, dichos árboles debieron ser derribados porque ya sufrían un serio deterioro, como fuere no iban a durar mucho y en el peor de los casos habrían terminado cayendo, quién sabe si no hubiesen ocasionado algún daño personal.
Aun así, hasta la fecha no se ha tocado el tema de la necesidad de conservar, proteger y promover el verde en nuestras calles, en especial los árboles que tantas ventajas y silenciosos servicios otorgan al ser humano, principalmente al transeúnte y al visitante.
Menos se ha hablado en el gobierno local de devolver la necesaria compañía de los árboles a calle Balmaceda, solo se eliminaron los viejos árboles pero ningún plan ni proyecto, que se sepa, entrega una alternativa para tenerlos de vuelta.
Llega la temporada de verano con sus soleados días y no hay sombra en Balmaceda, hay bancos de madera con algunas plantas ornamentales pero no hay protección natural contra el sol.
Y Balmaceda no es la única vía urbana que adolece de falta de árboles, dos de los accesos a Los Castaños son un sufrimiento para el caminante en verano y en invierno, en especial la cuesta de calle Germán Riesco que además es ruta obligada para llegar al Cesfam. Mejor futuro se ve en la calle 21 de Mayo con sus jóvenes, aunque todavía insuficientes árboles.
Una buena noticia podría ser que actualmente se trabaja en un Plan Regulador para el área urbana de Futrono, el que también debiera integrar una normativa de arbolado en espacios públicos, otras comunas ya lo han hecho, y no es el único instrumento de planificación al que se puede acudir para abordar este tema.
El Artículo 82° del Decreto con Fuerza de Ley 458, que Aprueba la nueva Ley General de Urbanismo y Construcciones, del Minvu, establece que las municipalidades deben promover la participación de la comunidad en ciertas acciones, entre las que se encuentra la “Conservación de los árboles y plantaciones en los espacios de uso público”.
Por otra parte, Conaf dispone de un Manual de Plantación de Árboles en Áreas Urbanas, en concordancia a su Programa de Arborización que también ofrece asesoría al respecto.
Incluso, en el año 2021 en el Congreso se presentó un proyecto de ley patrocinado por un grupo de senadores, entre quienes se encuentra Alfonso De Urresti, que propone la creación de una ley de Arbolado e Infraestructura Verde, con el objetivo de contar con normas que permitan garantizar el desarrollo de ciudades verdes y sostenibles.
La evidencia es concluyente, urbanizar implica también plantar árboles, son necesarios para el paisaje urbano, proporcionan sombra y reducen la temperatura del ambiente, además de ser un filtro natural para las emisiones de CO2 y ciertos contaminantes.
Pensar en los árboles para nuestras calles es pensar en un proyecto que, a diferencia de aquellos que implican metal y cemento, no se deteriora con el tiempo, al contrario, va mejorando a medida que los árboles crecen y se desarrollan hasta que cumplen su ciclo vital.
Por el lado que se mire, la presencia de árboles aumenta el valor económico, social, cultural y natural de un territorio, por tanto es tiempo de terminar con la falta de atención hacia los árboles en espacios urbanos de Futrono, debemos abrir una oportunidad para que el color verde sea muestra de progreso y amor propio como comunidad.
Es hora de reflexionar sobre este tema y actuar en consecuencia, pongamos en el debate público la necesidad de un arbolado urbano planificado y bien manejado, porque nuestro actual panorama es tal cual lo expresa Esmeralda Loyden en su Poema XII:
“Qué frágiles los árboles, ni tan nuestros ni tan árboles.
Los dejamos morir en las aceras,
consumiéndose lento hasta la última gota de sus ramas”.
Columna de opinión de Mario Guarda Rayianque.
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