En los primeros días del presente mes la revista “Nature, Communications Earth & Environment” publicó un interesante artículo que habla del terremoto de Valdivia del 24 de diciembre de 1737 y que pudo causar un gran tsunami no documentado. El artículo se basa en las investigaciones de las universidades de Northumbria y York, en el Reino Unido, que investigaron sedimentos de las marismas de Chaihuín, en la comuna de Mariquina, que comprobarían este fenómeno similar a los ocurridos en el sismo del 16 de diciembre de 1575, del 7 de noviembre de 1837 y del 22 de mayo de 1960, todos ellos en Valdivia.
Los científicos británicos analizaron 130 núcleos de sedimentos que revelaron evidencias de extensas capas arenosas que datan de la misma época del terremoto en la época de la colonia en Valdivia, y que se asemejan mucho a los depósitos hechos por las olas de los tsunamis en otras áreas. También encontraron una mezcla de especies de algas marinas y de agua dulce, así como pruebas de hundimiento del terreno, lo que les permitió descartar las tormentas, las inundaciones fluviales o un tsunami generado a distancia como causa de los depósitos de arena.
Los estudios, otros anteriores y la historia misma confirman que la zona de Valdivia está destinada a afrontar frecuentemente movimientos sísmicos que podrían cambiar su geología e hidrografía como ya ha ocurrido.
TRISTE NAVIDAD
Hace 284 años, a 17 kms. al suroeste de Valdivia se produjo un quiebre tectónico que, según estudios de la Universidad de Chile provocó un sismo grado 7.7 escala Richter y 8.8 escala Mercalli que se sintió desde Concepción al sur.
Según el sitio de recopilación histórica de la ciudad https://historiadevaldivia-chile.blogspot.com, de Julio C. Avendaño, en Valdivia hubo derrumbe de casas, iglesias, levantamiento de empedradas, hundimiento de terrenos y desborde de ríos. El sitio consigna que uno de los lugares que tuvo gran destrucción fue el fuerte de Niebla, que por esos años era un importante enclave militar junto a las baterías de la costa en Corral, Mancera, Isla del Rey que igualmente se vieron afectadas.
Según crónicas de la época hablan que el terremoto de Nochebuena duró 25 minutos, pero lo más probable es que hayan ocurrido tres movimientos fuertes en dicho lapso de tiempo.
Entre la población hubo mucha inestabilidad, pues se corrió el rumor de un alzamiento indígena, cosa que nunca ocurrió. El temor siempre estuvo presente, en especial con los huilliches que habitaban en la ribera del río Bueno y más allá de dicho límite que marcaba el Willimapu o Tierra del Sur.
Fue el gobernador de Chile José Antonio Manso de Velasco, recién asumido ese 1737, quien tuvo que asumir la reconstrucción y se preocupó especialmente de mandar a reconstruir los fuertes, considerando que la corona española vivió todo el siglo XVIII en constante temor de una guerra con Inglaterra que ambicionaba sus posesiones en América.
Desde Chile se pidió ayuda al Virrey del Perú para que enviase ayuda en metálico que ascendía a los 50 mil pesos, dinero que se guardaría en la Caja Real de Concepción para ser abonado al total del Real Situado que se enviaba anualmente desde las arcas de Lima.
No hay registros históricos que indiquen que haya habido un tsunami en las costas valdivianas en ese 1737, pero sí se habla de la destrucción de los fuertes que habían sido construidos en 1671 por el ingeniero irlandés Juan Garland.
CRONISTAS
Vicente Carvallo Goyeneche fue uno de los pocos cronistas valdiviano que dejó un registro de lo ocurrido ese 24 de diciembre de 1737. Añade que el gobernador de Valdivia (no está claro quién era, tal vez Juan Navarro Santaella) pensó en trasladar a la población a las islas de Mancera o Isla del Rey, pero fue el Rea Gobernador Manso de Velasco el que le ordenó no hacer tal cosa, recordando a Pedro de Valdivia: “…haciendo justicia a la antigüedad se persuadió de que el gran Pedro de Valdivia, su conquistador y fundador, supo establecerla en ubicación conveniente”.
Asimismo el historiador Dionisio de Alcedo y Herrera describió así lo ocurrido: “Sufrió el día 24 de diciembre uno de aquellos recios temblores que suelen ser tan frecuentes en aquel reino, y que en la duración de un cuarto de hora asoló los templos y los edificios interiores del presidio que eran moradas de los habitadores, derribó los muros de la plaza, arruinó el fuerte de Niebla, y en el de Mancera que fabricó el año de 1634 don Antonio Martín de Toledo en el gobierno del virrey marqués de Mancera, y el de Corral hizo cuasi iguales o pocos menores estragos destruyendo las útiles y moderas obras que hizo y acabó el gobernador de aquella plaza don Pedro Moreno, de los almacenes de los bastimentos que conducen anualmente del puerto de la Concepción a la manutención de aquel presidio para preservarlos de la corrupción a que antes estaban sujetos y prontamente remitió el virrey dos bajeles con considerables socorros para el reparo y orden al presidente de Chile don Joseph Manso para administrar todos los auxilios necesarios al gobernador y veedor de la plaza”.
También el fraile Pedro González de Agüeros, que vivía en Chiloé, describe el terremoto como una “nube de fuego” y que su efectó llegó hasta el archipiélago de las islas Guaitecas.
NUEVO ESTUDIO EN LA COSTA
En 2019 la geóloga chilena Paula Ditzel Joost señala en su tesis que este terremoto fue un evento localizado que fracturó cerca de 50 kilómetros de costa valdiviana, produciendo un alzamiento costero y la formación de una terraza inferior.
Ditzel analizó la posibilidad de que el terremoto ocurrido en 1737 fuera de gran profundidad, de subducción y de magnitud moderada, generando alzamiento permanente en la costa valdiviana, por ello buscó las evidencias de los megaterremotos de 1575 y 1960.
En una entrevista publicada en el sitio www.cyclosismico.cl la geóloga explica que la extensión de la terraza fue mapeada y su elevación medida en 8 sitios diferentes. Además, 13 secciones estratigráficas fueron analizadas y las características granulométricas de sedimentos muestreados comparadas con las de ambientes sedimentarios modernos usando métodos estadísticos. Los resultados le sugirieron que “se infiere que el terremoto de 1737 fue un evento local que rompió la parte más profunda del límite de placas a lo largo de –aproximadamente- 50 km. de la costa valdiviana, generando alzamiento costero y la formación de la terraza inferior (estudiada)”.
Ditzel plantea que “estos resultados son las primeras evidencias geológicas y geomorfológicas de un terremoto de subducción profundo, con implicancia en la evaluación del peligro costero y el diseño de infraestructura”. El trabajo de Paula Ditzel fue guiado por el investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra (ICT) de la UACh y Director de Cyclo, Daniel Melnick, mientras que sus profesores informantes fueron los investigadores ICT Mario Pino y Rodrigo Vega.
La tierra misma deja su huella y de vez en cuando avisa a los chilenos y, en especial a los sureños, de que hay que estar preparados.
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