Valdivia cumple hoy 469 años de historia. Una historia que emerge desde la tradición huilliche, el ímpetu del conquistador español, el ansia de libertad de los chilenos y la visión progresista de los inmigrantes, en especial de los colonos alemanes.
Por muchos años se creyó que la fecha de fundación de Valdivia era el 12 de febrero de 1552, sin embargo el padre Gabriel Guarda, historiador y arquitecto benedictino y valdiviano de nacimiento, provocó una revolución cuando en la década de los setenta del siglo XX descubrió en el Archivo General de Indias de Sevilla, España, documentos originales del siglo XVI que acreditaban que la fundación de la ciudad fue el 9 de febrero de mano del gobernador de Chile Pedro de Valdivia. Desde entonces el poblado huilliche de Ainil llevó el nombre del conquistador de Chile.
La historia de la futura ciudad empezó para la historiografía occidental con el descubrimiento de la bahía de Corral que hizo la expedición del piloto Juan Bautista Pastene y del capitán Jerónimo de Alderete el 22 de septiembre de 1544. Ambos posteriormente remontaron el estuario del río Valdivia y posteriormente informaron a Pedro de Valdivia de la existencia del paraje. Pastene recomendó levantar un puerto en el lugar que sirva de apoyo a las naves que venían desde Europa, remontando las difíciles aguas del Estrecho de Magallanes.
La lucha contra los mapuches, entre los ríos Itata y Toltén, hizo que la empresa de regresar a la hermosa bahía y al estuario se retrasara, hasta que llegó el año 1551 cuando Pedro de Valdivia comandó una expedición para levantar la ciudad de la que le habían hablado Pastene y Alderete.
Lo que no cuenta la historia es que dicha fundación, si bien no significó grandes batallas contra los huilliches, no estuvo ajena de violencia, especialmente en lo que hoy conocemos como el Valle de Mariquina. Lo cierto es que la fundación reúne hechos que se mezclan entre lo real y hasta lo mitológico.
LA TIERRA DE LEOCHENGO
Desde el río Toltén y hasta la isla de Chiloé habitaban los huilliches, emparentados con los mapuches y evidenciado esto por las similitudes lingüísticas, religión y costumbres.
En sus escritos del primer viaje, Jerónimo de Alderete habla de la existencia de un gran cacique de la zona, Leochengo. Alderete relata que este cacique habitaba el valle de Mariküga (Mariquina) y poseía un oratorio en la isla de Guiguacabín (actual Mancera).
Según las crónicas de Pedro Mariño de Lobera, Valdivia llega al valle de Mariquina en octubre de 1551, después de fundar la ciudad de La Imperial. Un personaje fundamental para parlamentar con los huilliches fue un joven mapuche llamado Alicán y gracias a él pudieron tomar contacto con los principales caciques y tal vez con Leochengo. La idea de Valdivia era llegar hasta el río que 7 años antes había remontado Juan Bautista Pastene para fundar ahí su nueva ciudad. La crónica añade que el ejército español levantó un campamento junto a un río que los huilliches denominaban Quepe (hoy río Cruces).
Al principio todo fue pacífico, pero los caciques se habrían dado cuenta que los españoles querían quedarse en su tierra y -tal vez alertados por sus hermanos mapuches- tomaron la decisión de expulsarlos.
EL INCIDENTE DE MARIQUINA
Según los antecedentes de historiador Francisco Encina, el 3 de diciembre de 1551 los huilliches decidieron enfrentar a las huestes españolas en una acción que denominó la Batalla de Mariquina, pero, tal como relataremos a continuación, nunca alcanzó a ser propiamente una batalla, más bien fue una masacre.
La historia del incidente también la relata el cronista Pedro Mariño de Lobera donde precisa que las tropas huilliches salieron a atacar el campamento español, pero los tercios sacaron a relucir su caballería. Los huilliches nunca habían visto jinetes y caballos juntos y habrían soltado sus armas y huido aterrados, cosa que aprovechó la caballería para irse sobre ellos atropellarlos y atacarlos a espada.
El cronista relata así la acción: “… fueron a todo correr tan despulsados, que iban dejando las armas por el camino, por ir más ligeros, hasta que llegaron a dar con un gran ejército de indios que venían a socorrerlos mui en orden con diversas especies de armas, mui lucidas y nocivas para los nuestros. Pero apenas vieron venir para sí a los españoles a caballo con aquel tropel y bríos cuando repentinamente dieron a huir con los demás que venían ya huyendo, imitándolos en ir sembrando armas por el camino, en tanta cantidad que eran un estorbo al curso de los caballos”.
Mariño de Lobera añade que aquellos indios habrían huido hacia un barranco del río Quepe y ahí varios se arrojaron y murieron ahogados o algunos terminaron con heridas. “No contento con esta miseria los españoles iban alanceado a los que alcanzaban sin perdonar a hombres y matasen muchos más si no fuese porque entonces cerró la noche y les convino irse recojiendo”, prosiguió el cronista sobre la mentada Batalla de Mariquina.
Así, por primera vez los huilliches supieron del poder español en el territorio de lo que hoy es la Región de Los Ríos. Las huestes no avanzaron inmediatamente hacia el poblado de Ainil, pues habrían sido detenidas por un temporal, según constata Pedro Mariño de Lobera, por lo que pasaron la fiesta de Navidad en el campamento.
AL OTRO LADO DEL RÍO
Pedro de Valdivia decidió enviar a un explorador para que averiguara que había más allá del Valle de Mariquina y éste con el tiempo volvió y le contó de una tierra rica en maíz, frejoles, papas, quínoa y otros cereales y que en el río vio tuninas, lo que significaba que estaban cerca del mar.
Los conquistadores aprovecharon el cauce del río Quepe y así llegaron hasta lo que hoy se conoce como el barrio de Las Ánimas. Pedro Mariño de Lobera comenta en sus crónicas que del otro lado del río (presumiblemente el Calle Calle) había huilliches levantados en armas. Los españoles enviaron a los yanaconas (guerreros indios) al otro extremo, pero cuando intentaron cruzar los huilliches les arrojaron flechas y piedras, pero que caían sobre el rio que era (es) de gran anchura y no pudieron pasar.
Posteriormente el cronista señala que fue Jerónimo de Alderete el que con una balsa y 50 hombres pasó al otro lado del río en la víspera de la Fiesta de Epifanía de 1552 (¿6 de enero?) y enseguida pasó todo el ejército. Esta hazaña es creíble, pues hay antecedentes de que los españoles hicieron lo mismo al cruzar ríos caudalosos en Chile y en toda América durante sus gestas de conquista.
Continúa en su relato que los huilliches al ver que la cosa iba en serio decidieron ir a sus casas a buscar presentes para los recién llegados, pero al ver cómo los caballos nadaban y resollaban en el río (animal que nunca habían visto) dejaron los regalos en la orilla y huyeron.
Valdivia exploró la tierra y se encontró con un terreno plano -posiblemente una cancha de palín- y en ese terreno el conquistador manda a trazar la plaza (el mismo lugar donde hoy está la Plaza de la República) y funda posteriormente la ciudad. Así el 9 de febrero de 1552 se funda la ciudad en solemne ceremonia y se la bautiza como Santa María la Blanca de Valdivia y se adopta a la Virgen del Rosario como la patrona de la misma. En el territorio que hoy es calle Carlos Anwandter ya había un asentamiento indígena que tanto huilliches como españoles llamaron el barrio Carmenga y que, hasta avanzada la época colonial, era el barrio donde aún vivían los indios. No es equivocado decir entonces que el barrio Carlos Anwandter es el más antiguo de Valdivia.
Pedro de Valdivia no pudo regresar a la ciudad que lleva su apellido, al año siguiente tuvo que afrontar la revuelta de Lautaro y es asesinado en la Batalla de Tucapel el 25 de diciembre de 1553.
Santa María la Blanca de Valdivia creció y fue, al menos hasta 1599, una ciudad relevante en Chile y el cono sur por su actividad portuaria, sus murallas defensivas ubicadas en la orilla del río Valdivia y por los lavaderos de oro de Madre de Dios, ubicados en la actual Mariquina.
LA HISTORIA DE RACLOMA
Existe una historia que no está documentada en ningún relato contemporáneo, sino que en años posteriores a la fundación por los sacerdotes Diego de Rosales, Alonso de Ovalle y en el texto “Décadas” de 1601 de Antonio de Herrera y Tordesillas, que habla de una joven huilliche llamada Racloma. De esta mujer se dice que intercedió por los españoles para que puedan fundar la ciudad de Valdivia.
La leyenda cuenta que en el momento en que los españoles intentaron cruzar el río y fueron rechazados por los huilliches Racloma decidió cruzarlo a nado e ir a parlamentar. La historia cuenta que logró hablar con el mismísimo Pedro de Valdivia y éste le explicó, ayudado por un traductor, que venía en son de paz y que quería fundar una ciudad. Racloma le lleva el mensaje a su gente y estos dejaron pasar de manera pacífica a los conquistadores.
Como se puede ver ambos relatos difieren, pero los escritos de Mariño de Lobera tienen más cercanía con los hechos, puesto que su obra se difundió en la década de 1580, menos de 30 años ocurridos los hechos que él relata.
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