Parte 1
En 2010 nuestro país festejó con entusiasmo el Bicentenario de la Independencia, sin embargo para Valdivia es este próximo lunes 3 de febrero la fecha que conmemorará su propio bicentenario de la independencia del imperio español, cuando Lord Thomas Cochrane realizó la hazaña de tomarse las fortificaciones de Corral y entrar a la ciudad para liberarla del yugo de los realistas.
El periodista valdiviano Pablo Santiesteban recopiló para Diario de Valdivia información sobre la operación militar que terminó con el dominio español de la ciudad. A continuación el primer reportaje de una serie de 3 que publicaremos este sábado, domingo y lunes, día del bicentenario de la gloriosa Toma de Valdivia.
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La acción militar de integrar Valdivia a la naciente república considerada un plan audaz para la época, recién ocurrió en 1820, es decir 10 años después de la elección de la Primera Junta Nacional de Gobierno y casi dos años después de la Batalla de Maipú, la última de la guerra.
Hasta 1820 Valdivia fue una ciudad leal al Rey de España durante la Guerra de la Independencia, es más, según el libro “Breve Historia de Valdivia” de Isabel Montt, muchos valdivianos integraron las tropas realistas que pelearon contra los ejércitos patriotas de O’Higgins y Carrera.
Cuando el gobierno del Director Supremo Bernardo O’Higgins contrató a Thomas Cochrane, décimo conde de Dundonald, un marino escocés que había caído en desgracia ante el almirantazgo británico, se profundizó la idea de crear una escuadra y adiestrar a la tripulación, pues junto al general argentino José de San Martín se planificaba un ataque al puerto del Callao para desestabilizar al Virreinato del Perú, de tal manera de impedir futuras excursiones de reconquista del Reino de Chile o del Virreinato de las Provincias de La Plata.
Lamentablemente para O’Higgins y San Martín -y especialmente para Cochrane- el ataque al Callao fracasó. En la mente de un apesadumbrado Cochrane, que había llegado a Chile con pergaminos de ex héroe del Combate de Trafalgar -durante las guerras naopoleónicas- y de gran capacidad estratégica, comenzó a gestarse otra acción para compensar la aventura en el puerto peruano, la toma de las fortalezas de Corral y Valdivia.
Era lógico intentar dar un golpe en Valdivia que, junto a la isla de Chiloé, fue la principal fuente de pertrechos para las tropas realistas durante la Guerra de la Independencia, no obstante atacar por mar a las baterías españolas de la bahía de Corral sonaba más a un suicidio. Cualquier navío que osará entrar de manera beligerante a la bahía de Corral iba a ser recibido por tres líneas de fuego por los cañones de las baterías instaladas a lo largo de la costa de Corral, el fuerte de Mancera y el fuerte de Niebla. Por algo los militares del siglo XVIII y del naciente siglo XIX llamaban “el Gibraltar americano” a los castillos y fortalezas levantadas en las costas valdivianas.
Los castillos fueron construidos en 1645. En total eran 15 baterías, aproximándose por el norte a la boca del río Valdivia se podía ver las baterías de El Molino, Niebla y el fuerte de El Piojo. Por la ribera meridional la defensa la formaban las fortalezas de Morro Gonzalo, Aguada del Inglés, San Carlos, del Barro, Amargos, dos baterías en Chorocamayo, El Bolsón, La Argolla y el castillo de Corral, ésta última la más poderosa de todas. Estas baterías cruzaban sus fuegos con el castillo de la isla de Mancera y río arriba estaba la batería de Carboneros en isla del Rey.
¡VIVA VALDIVIA, VIVA EL REY!
Según el libro “Nueva historia de Valdivia” del historiador Gabriel Guarda, desde 1807 detentaba el cargo de gobernador el militar irlandés Alberto Alejandro Eagar, pero el 1 de noviembre de 1811 se produjo una revolución de patriotas valdivianos que arrestaron al gobernador. A pesar de que Valdivia se adhirió a la causa de la Patria la Junta de Santiago decidió suprimir la guarnición militar de la ciudad, lo que no fue bien recibido por la ciudadanía porque acababan con el principal mercado consumidor, según relata el libro “Breve historia de Valdivia” de Isabel Montt.
Ante ese panorama el entusiasmo patriota fue decayendo en Valdivia y por eso la ciudadanía ni se inmutó cuando se produjo la contrarrevolución realista del 16 de marzo de 1812. Así los valdivianos terminaron vitoreando al rey Fernando VII y rompiendo vínculo con la junta de gobierno de Santiago. Los patriotas valdivianos huyeron de la ciudad y otros se quedaron, pero en absoluto bajo perfil.
Tanto Valdivia como Chiloé fueron centros de operaciones de las invasiones realistas desde 1812 hasta la Reconquista Española de 1814. En ese periodo la autoridad española era el gobernador Manuel Montoya y la ciudadanía comenzó a vivir una serie de arbitrariedades. El colmo de los abusos se sintió fuerte en 1819, pues con los triunfos de Chacabuco y después de Maipú llegó una soldadesca atropelladora e insolente y los vecinos acomodados de Valdivia fueron obligados a mantenerlos, produciendo serios problemas de convivencia en la ciudad. Según Guarda y Montt, en 1820 los realistas tenían una guarnición desunida porque la soldadesca culpaba a sus jefes de las derrotas en Santiago y después en Concepción.
- Parte 2
La débil defensa española de los fuertes y el rol clave del francés Jorge Beauchef
- Lunes 3 última parte y final:
La entrada por calle Libertad y la liberación de Valdivia.
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