Era un bonito proyecto a futuro. Corría el año 2019 y los hermanos Zerene Harcha, dos jóvenes valdivianos menores de 35 años, contaban con algunos ahorros y les pareció una buena idea reservar unos terrenos ubicados en Cutipay Alto para cada uno.
Justo entre Valdivia y Niebla, se habían puesto a la venta unos sitios que contaban con buena accesibilidad, a un precio razonable y una vista capaz de deslumbrar a cualquiera. La inmobiliaria Kuriñanco vendía estos terrenos bajo el rótulo de “parcelas de agrado”. Desde los cerros costeros, se podía contemplar la bahía de Corral y la Isla de Rey, todo rodeado de exuberante bosque nativo.
Sin embargo, a medida que comenzaron a pasar los meses, el proyecto de construirse una cabaña en medio del bosque con vista al paraíso, fue volviéndose más y más difuso.
“Al principio lo que me atrajo del lugar era el entorno natural, el cual contaba con muchos árboles nativos. Se dijo que las intervenciones serían mínimas y que no se botarían árboles sino sólo espinos. Sin embargo, a medida que se avanzó en las intervenciones, una vez que ya había comprado el sitito, el paisaje cambió de manera radical. Gran parte de los árboles de las distintas parcelas habían sido botados y se estaban haciendo grandes movimientos de tierra para rellenar y formar terrazas planas en distintos terrenos, de los cuales la gran mayoría no evidenciaban ninguna necesidad de ser intervenidos a ese grado. Toda esta situación generó un cambio bastante negativo en la medida que avanzó y finalizó la parcelación del lugar” señala Joaquín, el mayor de los hermanos.
Sergio, abogado y hermano menor de Joaquín, se suma a esta ingrata experiencia, en la que cada visita que realizaba a su nuevo terreno lo dejaba con una decepción cada vez mayor respecto de la imagen que lo motivó a comprar el sitio.
“(El desarrollo inmobiliario) fue cambiando para mal. Si bien el terreno que adquirí se encontraba principalmente ocupado por Ulex (espino), la gran mayoría del entorno consistía en selva valdiviana con abundante quila, sotobosque, árboles nativos como olivillo, mañío y fuinque, pero a medida que avanzaban las faenas me di que cuenta que la inmobiliaria tenía un concepto radicalmente opuesto al mío. Ellos visualizaban una “cancha de Golf” en pleno litoral costero. Lo anterior quedó en evidencia cuando comenzaron a rellenar las quebradas y a aplanar los terrenos, destruyendo la geografía natural del lugar”, indica.
DECRETO MUNICIPAL Y PARALIZACIÓN
No fueron los únicos que se sintieron “decepcionados” del proyecto inmobiliario. Tras varios reclamos y denuncias interpuestas por parte de vecinos del sector, finalmente a principios de este mes, la actual administración municipal decidió paralizar los proyectos inmobiliarios de Cutipay, Pilolcura, Loncoyén, Tres Pinos, Pellines, y Pino Huacho, amparando este decreto en una infracción a la normativa de subdivisión, urbanización y construcción en suelos de uso rural.
Este hecho causó repercusiones a nivel nacional, generando un precedente sobre la escasa prolijidad con que se llevan a cabo este tipo de proyectos en relación al cuidado del medioambiente, el uso de aguas y napas subterráneas y su armonía con los vecinos colindantes.
Muchos se deben haber hecho la misma pregunta: ¿Qué opinarán de este anuncio de paralización quienes ya compraron?
“Me parece una muy buena medida. No sólo a nivel de la comunidad local sino incluso para futuras personas que están planeando ir a vivir a Valdivia. Es importante que si se realizan este tipo de proyectos inmobiliarios estos cuenten con la fiscalización necesaria y sean respetuoso tanto con el entorno natural como con las distintas comunidades que habitan en sus cercanías”, declara Joaquín.
Sergio, por otra parte, va incluso más allá.
“Me parece excelente y necesaria. Tiene un significado importante para todos, ya que denota una convicción clara y sin ambages de defender nuestra soberanía comunal frente a proyectos inhumanos que atentan contra nuestra identidad como Valdivianos y habitantes de la costa”, señala.
Y AHORA QUÉ
Sin embargo la compra de los terrenos ya está hecha. A pesar de todo esto, Sergio nos confiesa que no ha visto alterado su proyecto ya que no pretende edificar nada definitivo en el sector.
"Estoy reforestando el lugar. Tengo una casa-contendor transportable que emplazaré en el lugar. Para el abastecimiento de agua tengo captadores de lluvia. Espero que las personas que vayan a vivir ahí colaboren en generar proyectos amigables y de bajo impacto. Evitar fosas sépticas; promover el uso de baños secos; y principalmente no utilizar los pozos”, es el análisis de Sergio, abriendo un camino de esperanza no sólo a través de más y mejor fiscalización antes de dar luz verde a grandes proyectos inmobiliarios, sino que también desarrollando viviendas que armonicen con el entorno.
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