En la época invernal lógicamente la necesidad de calefacción es prioritaria, por eso el uso de diversas formas de alejar el frío de los hogares se presentan de acuerdo a los presupuestos familiares, y también al nivel de confianza hacia una u otra forma de calefaccionar. Estufas, combustiones lentas, calefactores eléctricos o a parafina, entre otros, pueden tener un lugar en los domicilios, cada uno tiene ventajas y también desventajas, también obligaciones.
En específico, la correcta instalación de estufas y combustiones a leña requiere de atención, ya que a menudo las emergencias que se declaran, y que pueden terminar en incendios, tienen su origen precisamente en problemas de instalación y de uso de estos artefactos.
DEFECTOS EN LA INSTALACIÓN
Aunque no lo parezca, los principios de incendio desde una combustión lenta son situaciones recurrentes, y el problema más común es por defectos en la instalación. Curiosamente cuando comenzaron a venderse las combustiones lentas, se respetaba el que las instalaran quienes tenían autorización o conocimientos técnicos para ello, lo que actualmente, por ahorro o falta de previsión, no necesariamente se toma en cuenta.
El problema es que a veces el ducto evacuador de gases, o cañón, queda muy cerca de una viga, o el forado en el entretecho (donde se coloca la roseta) no tiene el diámetro suficiente para evitar que el calor en algún momento inflame la madera seca.
Además de ser responsable y buscar asesoría para la instalación, también es recomendable el uso de lana mineral como aislante para cubrir el ducto, así también el cubrir las vigas cercanas en el entretecho con trozos de pizarreño, son soluciones fáciles y económicas que evitarán un posible incendio.
CUIDADOS EN EL USO
Otro aspecto a tener presente es el buen uso de la combustión lenta, principalmente usar bien el tiraje, el que se debe usar al iniciar el fuego, y se mantiene abierto hasta que la leña ya no se va a apagar, siempre vigilando, manteniendo un control adecuado, así se evita un recalentamiento.
Por la noche al irse a dormir, hay que revisar el tiraje y cerrarlo, asumirlo como un hábito cotidiano, lo mismo se debe hacer al salir de la casa si no queda una persona responsable a cargo.
Una práctica más habitual de lo que se piensa es el secado de ropa cerca de la combustión, pero siempre hay que mantener la vigilancia de la ropa colgada, al ausentarse o irse a dormir hay que retirarla, y dejar despejado de elementos alrededor de la combustión.
Otra recomendación para el buen uso de una combustión lenta, es limpiarla mínimo una vez al mes, aunque con mayor frecuencia se puede sacar la ceniza.
ADULTOS MAYORES
Los adultos mayores muchas veces tienen hábitos que son difíciles de erradicar ya que los han practicado toda su vida, como por ejemplo secar leña sobre la estufa o la combustión lenta, incluso dentro del horno de la estufa. Demás está decir que es algo que no debe hacerse, pues sí ha habido emergencias por lo mismo.
Algunos adultos mayores pueden sentir que necesitan mayor calefacción así que lógicamente querrán que la estufa o combustión lenta irradie más calor, por lo que se debe tener más cuidado con la cantidad de leña y el uso del tiraje.
Lo anterior es más preocupante si tenemos presente que a menudo los adultos mayores suelen olvidar que dejan leña o astillas sobre las combustiones o estufas, por tanto se requiere también, en lo posible, acompañarlos o visitarlos regularmente para cerciorarse de que todo esté bien.
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