El descubrimiento de una nueva especie extinta de tiburón sierra, Pristiophorus humboldti, sumado al hallazgo del primer fósil de un tiburón del grupo de las musolas isas (Mustelus) para el Pacífico de Sudamérica y el primer registro fósil del tiburón zorro (Alopias superciliosus) para Chile, fueron algunos de los resultados del estudio realizado por científicos de la Universidad de Viena, la Universidad Austral de Chile y la Universidad de Mánchester, que permitió aumentar de 13 a 21 el número registrado de condrictios, es decir, tiburones, rayas y quimeras del Mioceno temprano en Chile.
Los condrictios son peces con esqueleto cartilaginoso que aparecieron hace más de 450 millones de años en la tierra. El registro fósil de estos peces en Chile es abundante durante el Mioceno medio a tardío, esto es, entre 16 a 5 millones de años antes del presente. Sin embargo, hasta ahora la evidencia de su existencia durante el Mioceno temprano (23 a 16 millones de años) ha sido escasa, por lo que los hallazgos de la investigación liderada por Jaime Villafaña, biólogo marino y candidato a doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Viena configuran un avance sustancial en esta área.
Para el estudio se examinaron dientes y placas dentales fósiles de condrictios colectados de tres formaciones geológicas situadas en el centro y sur de Chile: Navidad, en el litoral central; Ranquil, en la península de Arauco; y Lacui, en Chiloé. Los fósiles colectados por el Dr. Sven Nielsen, académico del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral de Chile, docente del Doctorado de Ecología y Evolución y coautor del estudio, permiten expandir el conocimiento sobre condrictios del Mioceno temprano hacia el sur, que hasta ahora no contaba con registros.
Entre las múltiples revelaciones de este estudio, sobresale el registro inédito de una especie de tiburón, ya extinta, que habitaba la costa entre Perú y Chile, por la corriente de Humboldt, motivo por el que se le nombra como Pristiophourus humboldti o tiburón sierra de Humboldt.
La investigación encabezada por Jaime Villafaña ha sido fundamental por documentar vertebrados marinos que existieron en un periodo más cálido, como lo fue el Mioceno temprano, y que, posteriormente con la disminución drástica de la temperatura y la formación de las masas de hielo en Antártida, evolucionaron, migraron o se extinguieron. Esto permite comparar con zonas y tiempos geológicos posteriores para entender la relación entre el cambio climático y las fluctuaciones en la diversidad de especies.
“Si el cambio climático que ocurrió en el pasado tuvo un efecto real en los condrictios del pasado, también podría tener un importante efecto el cambio climático actual”, afirma Villafaña.
En este sentido, el Dr. Nielsen explica, “La diferencia entre los cambios en el registro fósil con los cambios de hoy es la temporalidad. En el registro geológico estos cambios climáticos generalmente pasan a escala de cientos de miles de años y ahora lo vemos en muy pocos años. El problema no es el cambio como tal, sino la velocidad del cambio porque no da tiempo para adaptarse. Esa es la gran diferencia, porque cambio de temperatura siempre hubo, pero no a esta velocidad. Es el riesgo que corren muchos organismos que no logran adaptarse al clima. Enfrentan un peligro bastante mayor de extinción”.
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