Si bien no hay alimentos ni suplementos nutricionales que puedan prevenir la infección por COVID-19, la evidencia muestra que una buena nutrición juega un papel importante en la construcción de un sistema inmunitario fuerte. Por el contrario, la desnutrición y malnutrición pueden tener un gran impacto él y aumentar el riesgo de infecciones.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recomienda mantener una dieta saludable, para apoyar a que el sistema inmunológico funcione de manera óptima. Una revisión de los países que informan en la base de datos de directrices dietéticas de la FAO, muestra que casi todos ellos aconsejan el consumo de leche y / o alimentos lácteos. Esto refleja la abrumadora evidencia científica de que los lácteos son un componente importante de un patrón dietético adecuado y están asociados con resultados positivos para la salud.
Estos no sólo desempeñan un papel integral en el apoyo a la salud en general. La leche y los lácteos son importantes para una óptima función inmune, ya que contienen proteína de alta calidad, zinc, selenio y vitaminas A-B12 y D (presente en leches fortificadas).
Las últimas investigaciones han concluido que la vitamina D es una de las más importante a la hora de hacerle frente al Coronavirus, siempre que se consuma en sus dosis justas, ya que un exceso podría producir hasta daño hepático. En el caso de los niños, es ideal entregarles la porción exacta, una opción a esto son las cajitas de leche de 200 ml en envases de Tetra Pak®, que además aseguran la conservación e inocuidad del producto.
“Hay estudios recientes, donde se compararon los niveles de vitamina D de varios países con sus tasas de mortalidad por Coronavirus, llegando a la siguiente conclusión: quienes reportaron niveles más bajos de vitamina D tuvieron también tasas de mortalidad más altas de COVID-19; como Italia, España y el Reino Unido”, señala Rodrigo Valenzuela, nutricionista y doctor en Nutrición y Alimentos; quien además cursa actualmente un postdoctorado en la Universidad de Toronto.
Otra variable, que menciona también el experto, es que las personas obesas serían parte de la población de riesgo, ya que esta condición produce una inflamación crónica. “Está demostrado que el consumo de lácteos ayuda a la prevención de la obesidad. La leche y sus componentes ayudan a preservar la masa muscular y/o disminución en el peso corporal. Es un alimento muy completo que debiera ser consumido por los distintos miembros de una familia, desde niños hasta abuelos”, explicó el nutricionista y también profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Además, muchos productos lácteos fermentados contienen cultivos bacterianos activos, como los probióticos y prebióticos o fibras, los que influyen significativa y positivamente en el sistema inmunitario.
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