El esófago de Barrett es una afección en la que el revestimiento esofágico se modifica, volviéndose más parecido al revestimiento del intestino delgado que al del esófago. La principal causa se atribuye a la inflamación crónica causada por la enfermedad de reflujo gastroesofágico. La Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE) señala que el esófago de Barret constituye un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de esófago, el que hoy se detecta en fases tardías en Chile, planteando nuevos desafíos en protocolos de vigilancia.
Según el Dr. Hugo Monrroy, gastroenterólogo de la Pontificia Universidad Católica y miembro de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE), el adenocarcinoma esofágico (cáncer de esófago) es el octavo más frecuente en todo el mundo y ocupa el tercer lugar entre los de origen gastrointestinal. “Actualmente el desafío es detectar el cáncer en etapas iniciales y eventualmente tratables, para lo cual se han planteado distintos protocolos de vigilancia y numerosas alternativas de tratamiento del epitelio metaplásico del esófago de Barrett. Su diagnóstico se realiza mediante la endoscopía y la detección de modificaciones en el revestimiento esofágico que se confirman mediante una biopsia del tejido”.
En términos globales de incidencia, el esófago de Barrett afecta hasta un 2% de la población europea y un 5,6% en Estados Unidos. El especialista explica que factores asociados a este diagnóstico son los síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, la edad avanzada y el sexo masculino.
Los estudios revelan cierta relación con la obesidad central, ubicada en cintura-cadera o circunferencia abdominal, y en menor medida al índice de masa corporal o el contenido total de grasa corpora, así como también ligada al tabaquismo, la raza caucásica y un historial familiar positivo. Por el contrario, el consumo de alcohol no parece ser un factor de riesgo importante. Los estudios también han encontrado factores de riesgo potenciales como el síndrome metabólico, la diabetes mellitus tipo 2 y la apnea del sueño.
Al examinar el riesgo de desarrollo de adenocarcinoma esofágico o cáncer de esófago, los hallazgos señalan una estrecha relación con síntomas de enfermedad de reflujo gastroesofágico al menos una vez a la semana. Un estudio brasileño, comenta el Dr. Monrroy, indica cifras que superan el 7% de prevalencia en varones y cerca de un 4% en la población general.
Los cambios en el tejido característicos del esófago de Barrett no causan síntomas per se. La sintomatología responde a la enfermedad por reflujo gastroesofágico y pueden incluir ardor de estómago que asciende en dirección a la garganta frecuente, regurgitación, y -con menor frecuencia-, dolor en el pecho. Muchas personas con esófago de Barrett no presentan signos ni síntomas y el deterioro de la calidad de vida se refiere a la frecuencia de endoscopía terapéutica o cirugía en etapas avanzadas.
El Dr. Hugo Monrroy señala que tanto el esófago de Barrett como la enfermedad de reflujo gastroesfágica están íntimamente relacionadas y por ende, requieren de profundos cambios en el estilo de vida para aliviar los síntomas, destacando entre ellos: mantener un peso saludable, evitar en la dieta los alimentos y bebidas que desencadenen síntomas, como el chocolate, el café, el alcohol y la menta; y dejar de fumar.
“Si bien los medicamentos y/o la cirugía pueden controlar efectivamente los síntomas de la enfermedad de reflujo gastroesofágico, hasta ahora nada puede revertir de forma consistente el diagnóstico del esófago de Barrett ni eliminar por completo el riesgo de cáncer. Existen algunos tratamientos disponibles que pueden destruir el tejido de Barrett, disminuyendo la aparición de cáncer en algunos pacientes, e incluyen el uso de terapias a base de luz y productos químicos especiales (terapia fotodinámica), calor (ablación por radiofrecuencia, ablación térmica con coagulación con plasma de argón y coagulación multipolar) y energía fría (crioterapia). Es necesario analizar la posibilidad y efectividad de estos tratamientos evaluando cada caso individualmente. Estos tratamientos presentan riesgos potenciales y pueden no beneficiar a la mayoría de los pacientes con esófago de Barrett”, añadió el gastroenterólogo.
Por último, los datos epidemiológicos sugieren que la aspirina y otros medicamentos anti-inflamatorios no esteroideos (AINEs), que inhiben la ciclooxigenasa (COX), pueden proteger contra el desarrollo de esófago de Barret, o en pacientes ya diagnosticados evitar el desarrollo del cáncer. La combinación de los AINEs y las estatinas también parece proporcionar protección adicional contra la progresión neoplásica en pacientes con Barrett, sin embargo estos tratamientos aún están en proceso de estudio y validación en población general.
En el XLVI Congreso Chileno de Gastroenterología a desarrollarse entre el 3 y 5 de Junio de 2020 en Antofagasta se realizará un simposio conjunto entre la Sociedad Chilena de Gastroenterología y la Organización Panamericana de Gastroenterología (OPGE), donde expertos internacionales y nacionales revisarán los últimos avances en el conocimiento y tratamiento de esta enfermedad con énfasis en el trabajo interdisciplinario que permita resolver de manera costo-efectiva este tipo de patologías, promoviendo equidad y calidad en salud así como estilos de vida saludables.
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