Por Vasti Abarca González
Alfonso Rivas, de 18 años, había llegado de manera reciente a la capital regional de Los Ríos para estudiar Tecnología Médica en la Universidad Austral. Este año se había trasladado desde la comuna de Los Lagos, buscando poder concretar sus metas universitarias, que tenían como objetivo lograr algún día convertirse en médico.
Su vida cambió por completo, era la primera vez que vivía solo y lejos de su numerosa familia de siete hermanos, donde él era el sexto.
El 25 de agosto, Alfonso le contó a su hermana Nora Cárcamo, que estaba contento porque había encontrado trabajo. Estaba mentalizado en trabajar y estudiar para solventar sus gastos. Quedó como copero en el club Bimba, y pese a ser solo un reemplazo, estaba entusiasmado.
La noche del sábado 10 de septiembre de este año, el universitario llegó al céntrico club valdiviano ubicado en avenida Independencia, donde realizó su último turno pactado y se retiró alrededor de las cuatro y media de la madrugada del 11 de septiembre.
Desde ese domingo, estuvo desaparecido durante 15 días, tan solo tres meses después de que el universitario Roger Lampert (27) también desapareciera en Valdivia, pero sin que aún pueda ser encontrado.
Nora Cárcamo, hermana de Alfonso, comenta que el estudiante vivía con su madrina en Valdivia y conversó con su madre el sábado que inició su último turno.
“Ella (su madrina) no avisó que Alfonso no había llegado”, menciona.
“Un nieto de ella llamó a mi mamá el 15 de septiembre, tiene que haber sido como a las ocho de la tarde. Alfonso no llegaba a la casa desde el sábado cuando salió a trabajar”, detalla Nora.
Y agrega: “Yo dije que cómo iban a avisar tantos días después, de repente puede pasar uno o dos días, pero no cuatro. Entonces yo le dije a mi mamá que fuera a Carabineros y pusiera la constancia porque como nosotros somos de Los Lagos, estamos como a una hora de Valdivia”.
Ese día fue ingresada la denuncia por presunta desgracia que inició una frenética búsqueda por parte de la familia de Alfonso, que se trasladó rápidamente a la capital regional.
“Empezamos a llamar al teléfono de mi hermano, pero pasaba a buzón de voz, mis otros hermanos hablaron por Instagram con algunos compañeros y nadie lo había visto, así que empezamos a buscar”, comenta Nora.
Llegaron a Valdivia en medio de un feriado y se encontraron con una ciudad en descanso, estaba todo cerrado. Pero eso no los detuvo.
Desesperados, comenzaron a buscar dónde podían encontrar cámaras, aunque al principio andaban sin rumbo. Hasta que obtuvieron las cámaras de Bimba, no tenían idea de a dónde se había dirigido Alfonso tras salir del trabajo.
“Salíamos a la buena de Dios no más, por el feriado largo tampoco sabíamos cuál fiscal nos había tocado”, puntualiza Nora.
Pegaron carteles, subieron avisos en redes sociales y recorrieron todo lo que pudieron en Valdivia: humedales, plazas, la costanera, derrumbes, puentes, y nada.
“Anduvimos con amigos de la familia y colegas de mi trabajo que ayudaron en la búsqueda. En un momento hablamos con una funcionaria de la universidad que quedó de prestarnos ayuda para recorrer el Parque Saval porque nos dijeron que era un lugar muy amplio”, explica.
“Nos dijo que podían hacer una búsqueda masiva con los estudiantes, pero nunca se hizo”, lamenta la hermana de Alfonso, que se transformó en la vocera de la familia.
El abogado Pedro Díaz, que representa a la familias de Alfonso Rivas y Roberth Aldunce -joven encontrado sin vida en el río Valdivia en octubre del año pasado- destaca que “la familia de Alfonso se encargó ágilmente de recabar todo lo que había pasado el día que desapareció”.
Sin embargo, pasaron 15 días hasta que hubo noticias del estudiante laguino. Era lunes 26 de septiembre cuando el teléfono sonó.
“Estábamos en Los Lagos, y nos llamó el psicólogo de la Fiscalía, Rodrigo Reyes. Eran como las ocho y media de la mañana, nos contó que habían pillado un cuerpo en el río Calle Calle, a la altura del hotel Diego de Almagro, pero todavía no sabían si era Alfonso y nos iban a avisar”, recuerda Nora Cárcamo.
Y agrega: “Partimos a Valdivia y cuando íbamos en camino, nos volvió a llamar avisando que efectivamente era nuestro hermano porque estaba con su billetera, su identificación y su teléfono, además con la misma ropa con la que andaba el día que desapareció”.
“Un transeúnte que estaba haciendo deporte lo pudo visualizar y llamó a Carabineros. Nos dijeron que el cuerpo estaba flotando en el río, en la orilla”, detalla.
Al llegar a Valdivia con la esperanza de poder ver por última vez a Alfonso, se encontraron con información que instaló una serie de dudas que se han mantenido en la percepción de la familia sobre la investigación.
“Cuando apareció mi hermano nosotros hablamos con el psicólogo de Fiscalía y nos dijo que no podíamos ver el cuerpo de Alfonso”, dice Nora.
“Decían que necesitaban periciar y mantener el lugar limpio, nos dieron a entender que quizás podíamos tocarlo y entorpecer la investigación. Para nosotros fue muy raro, nunca habíamos estado en una situación como esta, pero yo tenía entendido que si uno pide, puede verlo y nos dijeron que no”, agrega.
Sin embargo, la familia no quedó conforme y se mantuvo firme en su intención de ver el cuerpo de Alfonso.
“Cuando a mi hermano se lo llevaron al Servicio Médico Legal (SML) y le hicieron la autopsia, nosotros seguimos insistiendo en poder verlo, y ese día cuando nos llamaron para entregarnos el cuerpo, les dijimos que a pesar de todo lo queríamos ver igual”, enfatiza Nora.
Y agrega: “Nos dijeron que no nos recomendaban verlo aunque teníamos derecho de hacerlo, pero nosotros le dijimos que no, que igual lo íbamos a ver.
Nora relata que el psicólogo de Fiscalía conversó con el médico a cargo del caso en el SML, contándole que los familiares insistían. “Al final, quedamos en que sería un breve momento porque somos cinco hermanos los que viajamos, más la mamá y el papá”, explica.
“Nos iban a dejar entrar en dos grupos y después de que lo viéramos, la funeraria podría entrar a hacer su trabajo”, detalla.
Sin embargo, las cosas no salieron como habían acordado. “Nos encontramos con la sorpresa que a mi hermano ya lo tenían dentro del ataúd y en una bolsa, así que pudimos ver solamente la frente, parte del ojo y como la mitad de la nariz, no pudimos visualizar nada de nuestro hermano”, lamenta.
“Obviamente no se podía reconocer así, no se podía ver, no sabemos por qué no nos dejaron verlo”, cuestiona Nora.
Pedro Díaz pone el foco en las atribuciones que pueda tener el Ministerio Público y el Servicio Médico Legal, puntualizando que es un organismo dependiente del mencionado ministerio.
El abogado comenta que se trata de una política del SML que “no tiene mayor asidero legal”, y que “por resguardo a veces de la familia, no accede a que vean el cuerpo antes de ingresarlo al ataúd”.
“Como política del SML a mí no me parece adecuada porque se generan las dudas que tiene la familia hoy día en torno a la certeza de que la persona fallecida y que le entregaron era realmente el familiar de ellos”, explica.
Sin embargo, el letrado detalla que “la identificación que se hace de la persona encontrada es un análisis científico y efectivamente concuerda con Alfonso”. No obstante, “la actitud que hubo en este caso es absolutamente desubicada y fuera de lugar y por eso es importante que eso se aclare y que el SML diga qué pasó”, cuestiona.
“El SML debe responder cuál es la política de entrega de los cuerpos a los deudos porque eso nunca ha estado claro y queda al criterio de una persona que dice A o B y la gente tiene que aceptar eso, y más aún cuando estas personas están con el dolor de un fallecido”, cuestiona.
Y enfatiza: “Como no están claras las normas pasa esto, que no se sabe quién dice que sí y quién dice que no o quién autoriza, con lo que se crea incertidumbre y las personas se quedan con la sensación de que están escondiendo algo, y eso es lo peor que puede ocurrir en este tipo de situaciones”.
Diario de Valdivia intentó comunicarse con el SML de Valdivia, pero no fue posible.
En este contexto, Nora menciona que solo pudieron ver a su hermano a través de fotos.
“Nos mandaron 16 imágenes donde pudimos verlo y claro, el cuerpo estaba muy hinchado ya, pero todos pudimos constatar en esas fotos que tiene un golpe en el ojo izquierdo, pero nos dijeron que no tiene ninguna lesión visible, siendo que para nosotros sí se ve que tiene ese golpe”, reclama.
Y agrega que “en su espalda tiene un moretón que se ve negro azul, como se ve un golpe comúnmente”.
Además, sostiene que hay otras marcas que pudo notar. “Llama la atención que a mi hermano lo pillaron flotando boca abajo con sus brazos estirados, pero tiene en su frente sangre pegada como de color café, como cuando ya tiene muchos días”, menciona.
El abogado Pedro Díaz comenta que las diligencias que realizó la familia durante la primera semana de la desaparición de Alfonso son de gran utilidad.
“Consiguieron información respecto al movimiento de la cuenta del banco, de los llamados telefónicos y en algunos casos fueron ellos a pedir las cámaras, por lo tanto con toda esa información se comienza a posicionar a Alfonso en algunos lugares y reconstruir lo que hizo momentos antes de desaparecer”, describe.
Nora Cárcamo explica que Alfonso “se retiró de la Bimba como a las cuatro y media de la madrugada del domingo 11, y se dirigió hacia el McDonalds”.
“Hay una cámara que tiene ahí PDI, que muestra que fue a ese local, consumió y se dirigió a la plaza”, agrega.
La hermana de Alfonso comenta que alrededor de las 6:15 es ubicado en la Plaza de la República, solo y comiendo, pero menciona un detalle: “Como familiares todavía no hemos podido ver esas cámaras que tiene la PDI y el fiscal porque están en el proceso investigativo y no nos han dado mayor información al respecto”, asegura.
Explica que las únicas cámaras que han podido ver de manera directa fueron las que les entregó el club Bimba. “Ahí se ve que sale del recinto y se dirige hasta calle Independencia con dirección a la catedral. Ese es el único video donde pudimos ver por última vez a nuestro hermano”, enfatiza.
“Lamentablemente por parte de la municipalidad ninguna cámara estaba funcionando en ese sector, no se pudo ver nada”, agrega.
Desde el Departamento de Comunicaciones de la Municipalidad de Valdivia, aseguran que las 30 cámaras del programa Calle Segura, “nunca han dejado de funcionar” y además, “están en funcionamiento 29 de la reposición, las que desde septiembre, cuando quedaron instaladas, se fueron conectando al sistema eléctrico”.
En ese sentido, puntualizan: “Como municipio hemos colaborado con la entrega de imágenes, tanto para los casos de Roger Lampert y de Alfonso Rivas, entregas que están registradas, sin embargo no nos corresponde dar más información respecto a estos elementos ponderados por Fiscalía”.
Ante este escenario, el abogado Pedro Díaz comenta que “afortunadamente hay cámaras que posicionan a Alfonso en algunos lugares y en una línea investigativa cierta o certera respecto a lo que pudo haber sucedido”.
“Ahora estamos esperando que la brigada de homicidios que está investigando esto nos entregue información respecto a esas diligencias”, explica.
- ¿Hay sospechosos?
“Sospechosos no, pero sí tenemos secuencias que hablan mucho más allá de una simple desaparición de una persona”.
Según el letrado, hay un registro de solicitud de traslado en Uber y no se sabe si Alfonso realmente lo canceló. Explica que “comúnmente ocurre” que llega el Uber y el chofer pide que se cancele el viaje en la app porque el trayecto es corto y es mejor que se pague de manera directa en efectivo o transferencia.
“Existe una cancelación de Uber y una transferencia por el monto de un traslado”, dice el abogado.
Pedro Díaz asegura que “hay gente que trasladó a Alfonso y que tienen que dar información sobre dónde lo dejaron, y de esa forma ir rellenando todos los espacios que quedan entre cámara y cámara con horarios de movimiento que él tuvo en el último tiempo”.
Nora, por su parte, detalla que están esperando que se revise el registro de llamadas. “Lo que pude recolectar es solo el registro de las llamadas salientes, y la única que aparece ese día fue al 133 a las 6:34 de la mañana, le contestaron pero la llamada duró 8 segundos y desde su celular sólo se escucha como un chicharreo”, asegura.
“Yo pienso que alguien lo llamó para que se juntaran, y él sabía con quién se iba a juntar pero lamentablemente no sabía con quién se iba a encontrar o qué le iban a hacer porque son momentos tan cortos, entre visualizarlo por última vez en la plaza a la llamada que él realizó, son momentos cortos”, agrega.
El abogado además entrega un dato que considera sumamente relevante y no solo para el caso de Alfonso.
“Es curioso porque al menos tres de las personas que han desaparecido tenían instalada una aplicación en el teléfono que tiene georeferencia y muestra conversaciones y contactos que las personas tuvieron”, asegura a Diario de Valdivia.
Y detalla: “Eso se va a investigar porque pareciera que ahí hay un tema que no se ha vinculado y que es necesario hacerlo para ver si hay alguna conexión entre personas que puedan tener en común que tengan la aplicación”.
-¿Qué tipo de aplicación es?
“Una aplicación de citas”.
El abogado explica que no puede entregar mayor información porque se trata de una investigación en curso, pero hace un llamado directo.
“Necesito que las víctimas sean tratadas como tal y que el Ministerio Público sea empático con las personas que han tenido estas pérdidas, como el caso de la familia de Alfonso”, cuestiona.
Según el abogado Pedro Díaz, “muchas veces a las víctimas no las consideran, las mantienen al margen y no les entregan información”. Cuestiona que como el Ministerio Público tiene “la hegemonía de la investigación, también se guardan muchos antecedentes”, generando “una incertidumbre tremenda en las víctimas”.
“Hay que hacer un llamado directo a la fiscalía y el nuevo fiscal que se designe para que se termine esa poca empatía que tienen los fiscales con las víctimas”, enfatiza.
Por su parte, Nora Cárcamo asegura que desde PDI les informaron que cuentan con un plazo de 40 días para investigar y poder presentar a la familia lo que encontraron.
“Hasta el momento no hemos tenido ninguna reunión con PDI y con el fiscal hemos tenido una sola reunión que fue la semana siguiente a que sepultamos a nuestro hermano, pero mayor detalle no tuvimos, fue más bien una presentación”, lamenta.
En este contexto, el vocero de la Fiscalía Regional Los Ríos, Eric Aguayo, informa que la causa se encuentra vigente, con diligencias de investigación encomendadas a la SIP de Carabineros y a la Brigada de Homicidios de la PDI.
“Respecto de las líneas de investigación, debido a la obligación legal que tiene la Fiscalía de mantener reserva de las causas y de no entregar información a quienes no son intervinientes, no nos resulta posible referirnos a ellas”, explica a Diario de Valdivia.
Antes los cuestionamientos expresados, el vocero de Fiscalía responde que “todas las dudas que la familia tenga sobre la investigación pueden aclararlas directamente con el fiscal a cargo del caso”.
“El fiscal a cargo del caso se ha reunido con la familia para informarles sobre el trabajo realizado por todas las instituciones que participan en la investigación y también sobre las diligencias de investigación que están en desarrollo”, enfatiza.
Y concluye: “Asimismo, un psicólogo de la Unidad de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía Regional mantiene contacto permanente con la familia y está disponible para atender sus requerimientos de información y prestarles orientación y apoyo durante el proceso”.
En este contexto, Nora Cárcamo asegura que harán todo lo posible por saber qué fue lo que ocurrió con Alfonso. “Dentro de todo, lo más importante es que la muerte de mi hermano no quede en que se suicidó porque para nosotros no es así y hay hartas cosas que dicen lo contrario”, enfatiza.
Con evidente cansancio, la hermana de Alfonso dice que no está interesada en hacer llamados para que la comunidad los ayude o pueda entregar información. “Sentimos que es en vano porque no lo hacen. Si no lo hicieron antes, menos lo van a hacer ahora”, lamenta.
Sin embargo, eso no los ha detenido. “Como familia tampoco nos vamos a quedar de brazos cruzados, vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para poder saber la verdad”, concluye.
Alfonso Rivas es el último universitario que desapareció y luego fue encontrado sin vida en un río de Valdivia. Un año antes, el 30 de septiembre de 2021, Roberth Aldunce, de 21 años, también desapareció. El cuerpo del estudiante de Ingeniería Forestal de la Universidad Austral fue encontrado en el río Valdivia el 12 de octubre de ese año.
Menos de un año después, Roger Lampert, estudiante de Química de la Universidad Austral, desapareció tras salir de su casa en Valdivia la mañana del 6 de junio de este año. El universitario de 27 años aún no ha sido encontrado.
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