“Lucho por ti” fue el eslogan que el reelecto gobernador regional por los Ríos usó durante su campaña.
En el entorno del socialista Luis Cuvertino, aseguran que “Lucho por ti” fue más que un juego de palabras. Porque el candidato debió luchar por sí mismo con la maquinaria de sus propias filas para hacerse del cupo que le permitiera mantener la cabecera de la Casa Prochelle II por un nuevo periodo.
Hay una vieja frase que en política electoral constituye derecho: “El que tiene, mantiene”. Con esa premisa, se supondría que el camino de “Lucho” sería relativamente simple para ser candidato.
Pero no fue así. Un año antes el fuego ya provenía constantemente de la trinchera propia. Y la noche de este domingo, aquello se notó. La foto de la celebración del triunfo, esa que queda para la posteridad y para la portada de diarios -a la usanza valdiviana en la pintoresca Glorieta de la Plaza de la República- tuvo un gran ausente: el senador, también socialista, Alfonso de Urresti.
A esa hora, el senador valdiviano también celebraba, es cierto, pero lejos de Cuvertino. Lo hacía en la capital del país, en compañía de Claudio Orrego, a quien hasta esa hora se daba como ganador de la Metropolitana en primera vuelta, cosa que finalmente no ocurrió.
En política las señales importan. Y las señales entre “Lucho” y “Alfonso” hace rato que vienen haciendo ruido.
El “gallito de poder” entre ambos ha sido una constante los últimos años. Recriminaciones de pasillo por falta de apoyo político por un lado, y falta de deferencia desde el otro, han mantenido en una verdadera guerra fría a las dos autoridades… guerra que no ha escalado a ligas mayores únicamente porque, a diferencia de lo que ocurre con la derecha, en la izquierda aún saben lavar la ropa sucia en casa.
El 2024 abría con el propio Cuvertino que acusaba la falta de apoyo del senador, en tanto que éste le enrostraba la falta de gestión a la cabeza del Gore junto al diputado Marcos Ilabaca. Incluso, en un momento, adherentes de Urresti en la directiva del PS llegaron a señalar que el sustituto de Cuvertino sería el Core Italo Martínez, echando por tierra la tesis del que ‘tiene, mantiene’. Pero aquello no prosperó tampoco.
Sin embargo, no todo ni todo el tiempo fue cuesta arriba para el gobernador regional. A la hora de las definiciones, y desmarcándose del senador, primero fue la diputada Ana María Bravo quien le prestó apoyo partidario, y un poco después, en un giro inesperado, lo hicieron el diputado Ilabaca y el Core Martínez… A esas alturas, como en la canción de Sabina, la casa del socialismo ya estaba dividida, y los cajones separados.
Tras la elección de este fin de semana que aseguró la reelección de Cuvertino en primera vuelta, habrá que ver cómo se darán las cosas al interior del mundo socialista de cara a los próximos desafíos: las elecciones parlamentarias de 2025.
Aunque de Urresti no tiene la presión de un escenario electoral -al menos no por los próximos 5 años-, esa presión sí la tendrán los diputados, y el apoyo del Gobierno Regional podría resultar decisivo tanto para Bravo e Ilabaca, o sus eventuales reemplazos.
Por otro lado, la nueva contienda municipal coincidirá en cuatro años más con el fin del periodo de “Lucho” y no es secreto para nadie que el socialista Lucio Sanhueza vería con buenos ojos ser el reemplazo de Carla Amtmann en el municipio, si es que logra los apoyos necesarios.
De momento, en el Core el PS fichó dos nombres que estarán a diestra y siniestra del gobernador: el reelecto Core Martínez, que por estos días se ve más cercano al diputado Ilabaca y a Cuvertino que al Urrestismo que lo vio nacer; y Felipe López, que llega a ese espacio desde la oficina parlamentaria del senador.
Habrá que ver cómo viene la cosa. Por lo pronto , todo indica que hay Lucho al menos por otros cuatro años. Y la gran conclusión que sacan en su sector, es que Lucho luchó, y se la pudo solito.
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