“La redistribución del poder para una sociedad más igualitaria, profundamente democrática, respetuosa y sin violencia, ha sido y será mi caballito de batalla”, así lo señala, Pedro Muñoz Leiva, (PS), convencional constituyente electo por el Distrito 24 de la región de Los Ríos y quien, en las pasadas elecciones del 15 y 16 de mayo de 2021, obtuvo 11.173 votos (9,8%), y ya cuenta con un lugar para trabajar en la redacción de una nueva Carta Magna para Chile.
En 2006, Pedro ingresó a estudiar Derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile, cursó hasta el último año de la carrera. Su paso por la Universidad contribuyó a expandir sus fronteras existenciales y políticas. “Siempre disfruté los ramos como derecho constitucional, derecho administrativo y filosofía del derecho. El acceso al conocimiento no sólo jurídico, sino también a la vida cultural universitaria y a otras disciplinas que leía en la biblioteca del Campus Teja me entregaron herramientas para comprender el mundo”, comenta.
“En mis tiempos de estudiante, recuerdo que imperaba un ambiente más solemne y conservador en la carrera. Tuve clases con los profesores de la vieja guardia y de la nueva guardia, en medio del inicio de un cambio de enfoque en el estudio del derecho”.
“Había y hay profesoras y profesores de inteligencia y capacidad pedagógica admirables. Pero se extrañaba ese compromiso social y político que se comenzó a evidenciar de forma más nítida desde las tomas feministas”.
“Celebro con esperanza el giro que ha emprendido la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, y espero no tan sólo que las y los estudiantes y académicos de Derecho se sumen a este vuelco, sino que la Universidad Austral de Chile completa juegue el rol público al que está llamada en este momento histórico”.
Quién es Pedro
Nació en Loncoche, en la provincia de Cautín, región de La Araucanía. Viene de una familia obrera y evangélica pentecostal. Su papá llegó hasta 3º básico y su mamá cursó hasta el 5º; es el tercero de cuatro hermanos (dos mujeres y dos hombres). Agregó, “nunca llegamos a pasar hambre, pero vivimos siempre con lo mínimo, no con lo justo. Fui el primero de mi familia en llegar a la Universidad”.
Sobre su educación, Pedro recuerda que la educación básica la hizo en un colegio católico y la media en un liceo público, “que también parecía colegio católico, cosa que yo no entendía y pese a que la directora imponía una disciplina militar, me pude desarrollar en múltiples espacios hice teatro, estuve en la selección de básquetbol, (deporte que practiqué desde 5º básico), aprendí a bailar tango, lo que me permitió viajar y e ir a bailar a Argentina cuando era adolescente”.
“Hoy, me gusta mucho leer y correr, e intento hacerlo cuando tengo tiempo. Antes de la pandemia salía a bailar, iba a conciertos, a ver danza o teatro”, señala.
Política
-¿Siempre tuviste interés por la carrera política?
¿Me creerías que no? La política me interesó desde la adolescencia y luego fue una necesidad cuando sencillamente no toleré más la violencia homofóbica. Entonces después de salir del clóset, me hice activista. Pero una carrera política no estaba en mi horizonte.
En la Universidad disputé tardíamente una elección en el Centro de Estudiantes, que perdimos por dos votos. Antes ayudé a una Federación a llegar al poder y luego no acepté la oferta de la Izquierda Autónoma para ser candidato a la FEUACh, pero fui su apoderado general. Tampoco acepté la invitación del PS a ser candidato para las municipales de 2012. Siempre mi interés estuvo en el activismo y luego continuar trabajando en derechos humanos.
- ¿Cuándo ingresaste, entonces, a la vida política?
Ingresé al Partido Socialista a los 17 años impulsado por los profesores socialistas de mi liceo que predicaban sobre la igualdad y militaban desde la época de la UP. Y por el sentimiento de horror que experimenté cuando supe que hace poco en Chile habían asesinado y violado los derechos humanos de miles y cientos de miles de personas sólo por el hecho de pensar distinto.
Recuerdo la primera charla de formación política que recibí, donde un profesor, cuyo aspecto era el de un antiguo monje shaolín, me dijo que entre nosotros nos llamábamos compañeros porque la palabra provenía del latín cum panis y significaba “aquel con el que se comparte el pan”. Lo encontré poético…
Hoy, soy constituyente, y más que hablar de carrera política -porque me da la impresión de competencia y velocidad- prefiero hablar de acción o camino político, con un poco de pausa y más colaboración.
Una nueva Constitución
- ¿Qué te motivo a formar parte de la Convención Constitucional?
Lo que me motivó, en lo más profundo de mi ser, es que la lucha debe continuar, la idea de que nuestra voz proletaria y cola debe estar en este momento refundacional de Chile. Y cuando hablo de continuar la lucha, me refiero a la necesidad de seguir abriendo y construyendo caminos.
Soy consciente de que otros y otras antes de mí, cuando yo apenas nacía, lo hicieron para recuperar la democracia. Me siento parte ahora de esta generación de jóvenes soñadores y descontentos con el sistema de vida, que aspiramos a una transformación democrática radical de la sociedad. Ahora estamos aquí, llegamos a la constituyente y tenemos una responsabilidad enorme.
- ¿Cuáles son tus principales ejes programáticos?
Me gustaría enfocarme en ciertas áreas de trabajo como diversidad e inclusión de los grupos históricamente discriminados. A raíz de mi experiencia municipal, me interesa mucho contribuir a generar un nuevo marco constitucional para la democracia local, transformando a los municipios en verdaderos gobiernos locales. Además de desprivatizar el agua, garantizarla como derecho humano y proteger sus funciones ecosistémicas, ¡que es una urgencia nacional!
Pero creo que este proceso es distinto a otros procesos. Porque el programa es amplio y profundo, es un programa constituyente, sobre lo que viene delineando el pueblo de Chile desde hace años. Muchos aspiramos a una Constitución ecológica y feminista y a la construcción de un Estado solidario y plurinacional, una economía pensada en las personas, en fin, en una sociedad menos individualista, menos violenta y más colaborativa.
- ¿Qué rol crees que jugará el Gobierno en el proceso constituyente?
El Gobierno debe ser un facilitador y no un obstáculo para el proceso constituyente y debe disponer los medios para garantizar el trabajo autónomo de la Convención desde su instalación. Si miramos en retrospectiva la performance del Ejecutivo, primero se negó a iniciarlo, hasta que se vio obligado; luego, no informó a la ciudadanía ni promovió la participación en las elecciones; y ahora, no ha dispuesto los recursos necesarios para el alto estándar democrático de trabajo y participación que la ciudadanía demanda. Apenas hay 500 millones de pesos para participación ciudadana en SEGPRES, monto absolutamente insuficiente para todo un país, en un ministerio que tiene pocos recursos para reasignar.
La legitimidad del proceso depende de la participación popular permanente e incremental de cara al plebiscito de salida que será con voto obligatorio.
- ¿Cómo deberían llegar los movimientos y organizaciones sociales a la Convención Constitucional y cómo piensas representar estos movimientos?
Primero, me formé políticamente como activista LGBT y luego fui concejal de Valdivia durante 4 años. He estado en espacios de activismo y de representación.
Nuestra mayor labor como constituyentes es abrir la Convención a la participación popular incidente e inclusiva, para que a la Convención lleguen todas las personas y todos los movimientos y organizaciones sociales.
Tenemos que establecer el derecho a participar y su metodología en el reglamento, además, insisto, el Gobierno debe proveer todos los recursos para financiar esa participación, porque si la participación es un derecho, debe ser financiada, especialmente, para llegar a los grupos históricamente marginados de la sociedad y del proceso político, a los rezagados territorialmente, a las personas en situación de discapacidad, a las privadas de libertad, a los niñes, etc. Esto, sin perjuicio de que ya hay representantes de movimientos sociales en la Convención, de que algunos hemos firmado compromisos con municipios y organizaciones para que nos ayuden y de que seguiremos recorriendo el territorio y articulando espacios de participación.
-Con la nueva Constitución redactada, ¿cómo imaginas a la región de Los Ríos?
Interesante y difícil pregunta. Porque inclusive el poder constituyente tiene la posibilidad de redistribuir territorialmente el poder y una de las alternativas es reestructurar a Chile en macrozonas. Cualquiera sea la alternativa hay que meditarla con detención y atendiendo a la diversidad de Chile. Eso sí, para hacer frente al agobio del centralismo, las desigualdades y la inequidad territorial, necesitamos alinear la descentralizacción política con la administrativa y la fiscal, entre otros aspectos.
Pero sé que Los Ríos después de este proceso constituyente será mejor, porque Chile será mejor.
Nuestro territorio reúne condiciones únicas, creatividad e inteligencia, diversidad humana y biológica, además de una conciencia ecológica y una cultura de participación arraigadas.
Imagino una región y un país con más poder de decisión sobre nuestro rumbo colectivo.
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