Tras sobreponerse a una serie de inconvenientes y luchar día a día por ofrecer sus servicios, este viernes 28 y sábado 29 serán los dos últimos días de funcionamiento de Fehlandt, establecimiento de venta de cervezas en Valdivia.
La iniciativa del matrimonio valdiviano de Natalia Soto y Joaquín Fehlandt se había instalado en el tradicional barrio Cochrane para incursionar en el negocio de la cerveza a través de un amplio abanico de marcas y variedades locales.
Pero factores como el costo del arriendo, el alza de los insumos y las menores ventas le pasaron la cuenta y sus dueños decidieron dar un paso al costado.
En conversación con Diario de Valdivia, Natalia Soto comenta que la determinación ya está tomada.
“Hubo hartos factores que fueron considerados para adoptar esta medida. El alza en el arriendo, el mayor pago en la patente, el aumento del costo de las cervezas. Eso enfrentado a la baja de público que se evidenció este verano más la seguridad del barrio, nos afectó a la venta en sí”, señala.
Al momento de poner en la balanza los pro y los contra, se decidió poner fin a esta experiencia. “Pensamos en cambiar el formato y vender cerveza no artesanal para generar recursos, pero perdíamos todo lo que era el norte del local que siempre fue potenciar la microcervecería, generar cultura cervecera. Igual, aunque hubiéramos tomado ese rumbo, de todos modos hubiéramos tenido que cerrar”, comenta.
-¿Qué otros aspectos los llevaron a tomar esta determinación?
“Como decía, hay una serie de factores. También puede ser la seguridad del barrio. Hay ocupas que se pasean. Nunca nos han hecho nada, pero generan inseguridad. La gente ya no está viniendo al lugar con la confianza de andar en las calles. Eso genera una baja enorme de público.
-¿La época de verano no fue lo esperado?
“No. De todos modos venían personas a recargar con nosotros. Enero fue malo, pero pensábamos que se iba a componer todo en febrero, pero llegó la quincena y nada. La semana valdiviana fue lo mismo”.
-¿Cómo han enfrentado este momento?
“Ha sido duro, pero nos hemos llevado la grata sorpresa de que la gente nos ha apoyado harto. No sabíamos que nos querían tanto. Es triste, pero a la vez gratificante”.
Natalia Soto informa que “en estos momentos no hay forma de reinventarse. Nosotros arrendamos el local e invertimos en arreglarlo. Iba a subir y si queríamos irnos al centro o a la Isla Teja nos encontraríamos con valores mucho más altos. Como está la economía no da”.
“Esto se notaba con los clientes. Ya no recargaban tres o cuatro litros, sino que compran dos. Y si a eso le sumas que hay un alza del producto, uno lo entiende”.
El local enfrentará estas dos últimas jornadas con ofertas especiales desde las 15 horas. “El sábado en la tarde tendremos una atención especial con ofertas y este sábado después de las 19 horas, remataremos todo porque no podemos quedarnos con productos”, señala.
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