A raíz del hallazgo de Conaf Los Ríos de 22 cisnes de cuello negro muertos por la acción de lobos marinos, Pepe Araya, actual presidente del Consejo Consultivo del Santuario de la Naturaleza Río Cruces y Chorocamayo Sitio Ramsar Carlos Anwandter, afirma que después de cuatro años desde el primer caso es necesario hacer algo con los lobos marinos.
“No es una decisión fácil, pero pensamos que es una decisión necesariamente urgente, porque el Santuario del Río Cruces es un ecosistema muy delicado”, afirma.
En conversación con Diario de Valdivia, Araya explica que desde 2018 hasta ahora nunca se han realizado acciones concretas en esta materia.
Puntualiza que “los lobos son una especie que ha llegado a Valdivia, que son parte del turismo de la ciudad, que son alimentados en la feria fluvial y la dependencia legal de ellos es Sernapesca. Entonces necesitamos una opinión y una acción de Sernapesca, porque nadie más puede hacer nada con los lobos marinos”, explica.
Araya precisa que debido a que existe un decreto en particular sobre la protección del mencionado estamento sobre los mamíferos marinos, activarán acciones a nivel nacional.
“Vamos a solicitar a la seremi de Economía la posibilidad de generar una comunicación directa con la subsecretaría de Pesca, porque necesitamos tener una opinión desde Santiago para poder activar lo más rápido posible una solución o saber qué soluciones hay”, expresa.
En paralelo y como parte de Comunidad Humedal y la Red de Humedales, Araya informa que para esta semana ya solicitaron una reunión con la delegada presidencial.
“Cualquier acción que vaya a acelerar una solución nos parece pertinente, porque ha pasado mucho tiempo y creo que todos estamos de acuerdo que mantener este tema en el tiempo puede tener consecuencias ecológicas muy importantes para los cisnes de cuello negro”, asevera.
El actual presidente del Consejo Consultivo del Santuario de la Naturaleza releva otras consecuencias que puede seguir ocasionando esta situación.
“Los efectos en la avifauna provocan efectos en el paisaje y en la actividad socioeconómica del territorio, especialmente en el turismo”, sostiene.
Manifiesta que “la ausencia de los cisnes de cuello negro y de otras aves genera un efecto en el paisaje que es relevante, considerando que es un santuario natural, que tiene una línea de desarrollo relacionada con el turismo de conservación y este tipo de impactos son bastante negativos también para las actividades que hacen las comunidades locales”, asegura.
Araya afirma que ahora “hay colonias de lobos al interior del santuario. No solo hay lobos subiendo a comer cisnes, sino que hay lobos instalados en distintas zonas del santuario, justamente por la inacción del Estado de no resolver esta materia en su minuto”.
Explica que si bien el dato proporcionado por Conaf Los Ríos durante esta semana es bastante cruel “es parte de lo que está ocurriendo periódicamente y ahora en un periodo particular, de reproducción de los cisnes de cuello negro”.
El activista explica además la teoría desde los movimientos ciudadanos sobre las causas que habrían empujado a los lobos marinos hacia el santuario.
“Planteamos que la construcción nueva de la costanera de Valdivia, que provocó el desplazamiento de las instalaciones que estaban adecuadas para los lobos y que a partir de ese hecho se empezó a producir el movimiento de los lobos hacia el santuario. Como eso no se controló al principio ahora tenemos muchos lobos que su fuente de alimentación son los cisnes”, concluye.
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