Se habrá dado cuenta de que los muros pintados en ciudades, pueblos y localidades de la región de Los Ríos distan cada vez más de ser simples “paredes rayadas”. Algo viene surgiendo hace ya unos años y como medio nos quisimos hacer cargo de este movimiento artístico que adorna nuestros grises caseríos humeantes.
Posee varios nombres y ninguno parece sobresalir ni ser enteramente exacto: muralismo, grafitis, streer art, arte urbano, llámelo como quiera. Desde Mariquina a Futrono, pasando por Valdivia y Panguipulli, estas obras recogen nuestros colores, nuestros paisajes y nuestra historia.
En esta ocasión vamos a conocer el trabajo realizado por Carlos Rivera, artista de origen valdiviano, que ha logrado que quienes pasen por las calles de Mariquina se queden con la duda de haber estado en más de un lugar a la vez.
Carlos se crió en Valdivia y desarrolló su gusto por la pintura durante su estancia en el Liceo Armando Robles, particularmente cuando vio un mural en una pared del colegio.
“Un día de la nada aparecieron unos murales enormes en el patio yo quedé muy impresionado con lo que estaba frente a mis ojos. Entonces comencé a dibujar, prácticamente no ponía atención en clases, iba a buscar libros de arte y me fascinaban las ilustraciones de los libros de ciencias”, nos narra.
Luego de esto, se decidió a estudiar artes visuales y, con el tiempo, ya como licenciado, ha podido desarrollar esta actividad incluso con el apoyo de fondos como el del Consejo de la Cultura, del Gobierno Regional y de la Municipalidad de Mariquina.
Esto nos da una primera pista sobre cómo se está dando este fenómeno pictórico en el sur: al igual que como otros colectivos de arte urbano de Valdivia o Temuco, los muralistas detrás de las obras que vemos, suelen tener estudios formales y cuentan con un cierto grado de apoyo institucional. Muchas veces el arte, en distinción a la primavera, no florece por si sola.
En el mismo espíritu del que son parte muchos muralistas o artistas callejeros aspiran a dar testimonio sobre la historia de los lugares a los que hacen referencia. Carlos ha pintado, por ejemplo, a Juan Manqueante, un cacique del siglo XVII que logró ahuyentar a piratas holandeses pero que, según cierta mirada mitológica, traicionó a su pueblo estableciendo relaciones con misiones españolas. Sin ir más lejos, Manqueante es asumido por muchos como quien instauró el cristianismo como la religión de los antiguos pobladores de estos lares. Esta traición le valió, de acuerdo al mito, ser convertido en piedra. Fuerte, ¿no?
No obstante, la mayor parte de su obra, alrededor de diez murales, hacen referencia al tópico del patrimonio natural de la zona. Esto es algo relativamente común en las imágenes representadas en el sur, sin embargo, Carlos se distingue por usar una técnica que de pronto de recuerda célebres pintores impresionistas del siglo XIX.
Además de muralista, cabe aclarar que Carlos es también pintor e ilustrador, sin embargo él siente que tiene un deber con la comunidad
Con bandurrias sonando del fondo en el audio que nos envió, Carlos nos explica que su misión la concibe como poder llevar las artes visuales a la calles.
“La gente tiene acceso mucho más fácil a el arte porque está en su transitar, sin tener la necesidad de encerrarse en un museo o en una institución especializada para buscarlo”, dice.
Para conocer más de la obra de este connotado artista, haz click en el siguiente enlace.
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