No solo la cincuentena de trabajadores del rubro de la belleza que se desempeñan en las ciudades de Coyhaique y Puerto Aysén, han visto disminuidos en un ciento por ciento sus ingresos, desde que en marzo se inició la pandemia del coronavirus en la región, también se han visto afectadas sus familias, lo que eleva a más de 200 las personas que desde hace casi ocho meses lo están pasando muy mal debido a que no pueden trabajar, situación agravada por el estado de cuarentena que afecta a la capital regional.
Así, 59 peluqueros, estilistas, depiladoras, manicuristas, tatuadores, podólogos, maquilladores, lashistas (pestañas), masoterapeutas, cosmetólogos, barberos, esteticistas y peluqueros caninos pertenecientes a las comunas de Coyhaique y Aysén, siguiendo el ejemplo de sus colegas del norte del país, hace dos semanas decidieron unir fuerzas constituyéndose como Asociación Gremial de Profesionales de la Belleza de la Región de Aysén, cuya presidenta es la estilista Mayra Astudillo.
Ella, junto a su vicepresidente Sebastián Novoa, propietario de la Peluquería El Varón –ubicada en Freire con Sargento Aldea, en Coyhaique– han encabezado una serie de reuniones que han sostenido en los últimos días con diversas autoridades regionales, entre ellas los alcaldes de Coyhaique y Aysén, el senador David Sandoval, la seremi del Trabajo, la directora regional de Sercotec, con el fin de exponer su problemática. El drama que viven estos trabajadores es absoluto, a causa de la cuarentena en Coyhaique tampoco pueden ir a domicilio a ver sus clientes. “Si lo hiciéramos, nos iríamos presos”, dicen.
“Esto partió en febrero desde Santiago, como una campaña a nivel nacional denominada ‘Yo te apoyo, tú me apoyas’ y que nace como consecuencia del estallido social”, explica Mayra Astudillo a Diario Regional Aysén.
La dirigenta asegura que a raíz de los disturbios que se registraban por entonces en la capital, muchos profesionales de la belleza se vieron obligados a cerrar sus locales, relata que a muchos de ellos les robaban sus autos o se los dañaban y que la situación se hizo insostenible, al punto que muchos debieron entregar sus negocios e irse a sus casas, con todo lo que ello conlleva desde el punto de vista de sus ingresos.
“También empezó el toque de queda y la disminución de movilización colectiva, los clientes empezaron a retirarse temprano a sus hogares, lo que perjudicó mucho al rubro porque la mayor afluencia de público es cuando las personas salen del trabajo; en la práctica no se podía trabajar. Muchos colegas se vieron obligados a vender sus herramientas de trabajo para poder subsistir”, reflexiona Sebastián Novoa.
Situación que también se ha replicado en la región de Aysén, donde el comercio se ha visto muy afectado producto de las restricciones horarias y la falta de seguridad, aspecto que la autoridad ha sido incapaz de garantizar, tanto en el centro de las ciudades como en los barrios.
“Yo trabajaba independiente –cuenta Mayra– y justo dos semanas antes del estallido se me ocurrió cambiarme a un salón cerca de la plaza (Patagonia Latina), en Bilbao con Lillo, y ahí se juntaban a protestar; yo era como la notera de Coyhaique porque estaba en un segundo piso, tipo seis de la tarde yo veía cómo empezaba a bajar la gente, así es que me tenía que apurar con las clientas para irnos temprano, muchas me cancelaban las horas”.
A metros de esa esquina la estilista, quien es especialista en coloración de cabello, fue testigo clave de cómo se desmoronó su actividad, hasta bajar del millón de pesos que percibía por su trabajo a cero peso.
“Dentro de Patagonia Latina yo tenía mi estudio, sin embargo, de cinco clientas solo podía atender a dos”. A sus 39 años Mayra, quien tiene estudios superiores en Diseño, agradece ser soltera y no tener hijos que mantener, cuestión que no obstante también la perjudica, “ya que por ser soltera la ficha (social de hogares) tampoco me baja, por lo que tengo que pagar todo sola, arriendo, gastos básicas”.
Su colega Sebastián Novoa, si bien es cierto está casado y tampoco tiene hijos que sostener, sí lamenta el deterioro económico que ha sufrido, pues de ganar más de dos millones mensuales en su peluquería El Varón, pasó a ganar cero peso. “En este minuto debido a la cuarentena tenemos cerrado, no podemos trabajar, gracias a Dios tenía el 10% que pude sacar”.
No obstante, ambos profesionales de la belleza aseguran que debido a la formación que reciben en institutos y academias en materia de asepsia, se encuentran preparados para manejar los protocolos sanitarios dispuestos para evitar la propagación de la pandemia.
“Yo como peluquera tengo que descontaminar todas mis tijeras y peinetas, mi área de trabajo; si es que veo a alguien que tiene una alergia en el cuero cabelludo uno se da cuenta, se trabaja con guantes y mascarillas. Lo mismo hacen los que trabajan en podología, se esterilizan las toallas, se trabaja en un ambiente de limpieza”, explica Astudillo.
Petición a las autoridades
Ambos representantes de los profesionales de la belleza se han reunido con distintas autoridades a quienes les han planteado la posibilidad de que los autoricen a trabajar al menos tres veces a la semana, entendiendo que sus clientes pueden ir a la peluquería utilizando un salvoconducto que los autoriza realizar compras y servicios por un espacio de tres horas.
“Ya hablamos con el gobernador de Coyhaique, él ya les dio permiso a los que limpian caños y a los que tienen que ir al campo a alimentar a sus animales”. Ahora solo esperan respuesta de los seremis de Economía, Trabajo y Salud. “También estamos pidiendo que los colegas que trabajan a domicilio puedan hacerlo en los salones del gremio” y que estos puedan estar abiertos todos los días, asunto que Sebastián Novoa está dispuesto apoyar sin costo para sus compañeros de rubro en su local. “Lo que estamos haciendo acá es una hermandad, nuestro eslogan es Yo te apoyo, tú me apoyas”, explica el peluquero.
“Mañana martes tenemos una reunión (vía Zoom) con la ministra de la Mujer, hemos hablado con la directora de Fosis”, anuncia Mayra Astudillo en su afán incansable por conseguir que las autoridades se apiaden de su drama. Drama que alcanza a muchas familias que desde marzo vieron derrumbarse sus ingresos.
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