Este martes 12 de mayo, día internacional de la Enfermería, sin duda fue diferente a todos, dadas las intensas semanas de trabajo en que el personal de salud se ha tenido que adaptar a nuevas normas sanitarias, tanto para quienes están en la llamada “primera línea” como aquellos que trabajan en otras áreas.
Ximena Seguel trabaja en Santiago, ciudad a la que llegó desde su natal Valdivia hace 8 años, buscando oportunidades laborales. Recién egresada de la U. San Sebastián de la capital de Los Ríos y cuando comenzaba un reemplazo en Traumatología en el Hospital Sótero del Río de la comuna de Puente Alto, la llamaron desde el Hospital de Carabineros (Hoscar) en Nuñoa al Servicio de Cirugía Hospitalizados, al que postulaba, siendo hoy enfermera de esta institución.
Han sido semanas difíciles, sus turnos de 12 horas –con 21 pacientes a cargo y tres TENS (Técnicos en Enfermería Nivel Superior) - han llegado a ser de 24 horas, para evitar exponerse a un mayor número de traslados. El apoyo de sus cercanos, sobre todo el de su familia, con quienes mantiene contacto permanente –dice- ha sido fundamental para sortear estos momentos. “Pude ver a mis padres en abril y lo que más me costó fue el no abrazarlos, fue terrible, pero estoy en contacto con muchas personas, no los puedo colocar en riesgo de contagio”, comenta.
Y si bien el estrés y estado de alerta es constante en el rol del enfermero, apunta que, “la emergencia sanitaria que se está viviendo ha sido lo más fuerte. Es muy diferente saberlo por libros o por documentales”, señala.
“Sentí mucho miedo, mi familia estaba muy preocupada, no quería ir a trabajar, luché conmigo porque soy muy responsable y es mi labor estar ahí con toda la fuerza y ánimo. Le pedí a Dios que me dé calma, tranquilidad y que me proteja mientras trabajo, ya que no podía estar atendiendo pacientes con miedo y bueno también comencé a tomar todas las medidas de protección necesarias de autocuidado”, relata.
“Con el paso de las semanas se implementó el uso de medidas de protección, aun cuando compré todo lo que necesitaba para poder cuidarme. Eso ya me da más tranquilidad, y si en algún momento pasara algo en mi servicio hay que enfrentarlo lo mejor posible”, enfatiza.
“Me da mucha pena ver que gente no entienda que debe quedarse en sus casas, es como que no han tomado el peso a la magnitud de lo que está pasando, aunque entiendo que cada uno tiene sus motivos para salir”, reflexiona.
Asimismo, Seguel muestra su admiración por sus colegas. “Admiro a todos quienes se desarrollan en otros servicios, que practican otras rutinas, especialmente, quienes están hoy directamente frente al coronavirus, y con recursos limitados, los valoro tanto”, subraya.
En cuanto a su profesión, indica que, “somos la cara visible de un servicio. Si el personal a tu cargo comete algún error también tienes parte de responsabilidad, sabes que tienes que lograr al máximo que tus pacientes no estén con dolor, que si administras mal un medicamento puede ser fatal, que a veces puedes estar sobrepasada por el trabajo o el cansancio, pero sabes que tus pacientes te necesitan”.
“Mi profesión definitivamente me gusta y la hago con amor. Durante años he cultivado mi paciencia, tolerancia y empatía para ponerme en el lugar de mis pacientes, aclarar sus dudas, angustias, miedos e intentar darles la calma y la solución que necesitan en el momento oportuno, también colocarme en el lugar de mis TENS”, remarca.
Compromiso de toda la comunidad
María Paz Cárcamo, hace diez años hace clases en la USS Valdivia y junto a sus responsabilidades en las asignaturas: Educación en Salud, Gestión del cuidado en el niño y niña, y Enfermería en Salud Comunitaria I y II, trabaja en un Servicio de Atención Primaria de Urgencia (SAPU), hace 11 años.
Durante la semana se dedica a su trabajo en la Universidad, realizando actividades online, respondiendo a las solicitudes de sus estudiantes y trabajando en coordinación con otros colegas de la carrera. Ya el día viernes comienza sus turnos en el SAPU, que según la rotativa, le corresponde trabajar un sábado y/o un domingo, en turnos de 15,5 horas.
“Esto me ha permitido transmitir muchas experiencias a mis estudiantes”, precisa. Respecto a la emergencia sanitaria, expone que, “lo más difícil en mi trabajo clínico hoy en día es la incertidumbre de cómo se comporta el virus, ya que de acuerdo a la evidencia que va surgiendo se van adaptando los protocolos ministeriales, y es allí donde el rol de Enfermería es fundamental en la implementación de medidas y organización con el equipo de trabajo”.
“Se debe enfrentar con un compromiso de toda la comunidad, cumpliendo todas las medidas ya recomendadas, como por ejemplo, salir de casa sólo si es estrictamente necesario, usar mascarilla en cualquier lugar al que nos dirijamos, cubriendo boca y nariz, realizar constantemente lavado de manos, limpiar las superficies de nuestro hogar, etc. Además, es importante considerar que probablemente poco a poco se irán retomando algunas actividades en el país, pero eso no significa que no tengamos que seguir cumpliendo estas medidas”, recalca.
Mientras que le envía un mensaje a los sebastianos. “A nuestros estudiantes de Enfermería les señalo que los estamos acompañando y apoyando en este proceso, teniendo en cuenta siempre las necesidades que nos han manifestado. Los seguiremos guiando en este camino para cumplir su sueño de ser Enfermero/a. Hoy más que nunca se visualiza la importancia de nuestro rol, lo que debe motivarlos aún más en cumplir su anhelada meta”, sostiene.
Simulación Clínica
Bajo este contexto, una herramienta formativa que sin duda va a seguir desarrollándose es la simulación clínica, dado que los estudiantes tienen la oportunidad de realizar prácticas en ambientes simulados que son seguros en términos epidemiológicos. Ante lo cual, la USS ha construido hospitales simulados de alta tecnología en sus cuatro sedes.
“La simulación clínica es una herramienta educativa que recrea regiones anatómicas, tareas clínicas, situaciones e incluso pacientes, por medio de la construcción de entornos de atención idénticos a la realidad”, explica la docente de la carrera de Enfermería USS Valdivia, María José Marín.
“La práctica en estos escenarios otorga a los estudiantes una oportunidad de formación que, por una parte, incrementa y complejiza progresivamente el conocimiento en sus tres dominios, y por otra permite a los estudiantes cometer errores sin causar daño a los pacientes”, apunta.
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