Pero esto no es una realidad, ya que un par de frases motivadoras no pueden englobar y solucionar los problemas y dificultades personales de cada individuo. Hoy, te explicamos las claves de la psicología positiva, y cómo diferenciarla del mero positivismo motivacional más ingenuo que encontramos en cada esquina de internet.
Hoy en día, las personas tenemos muchísimo tiempo para pensar en nuestra realización personal, en si nos gusta o no nos gusta quiénes somos, lo que hacemos… y las respuestas a estas preguntas en ocasiones pueden ser muy duras y frustrantes.
Es por ello que existe la psicología positiva: una disciplina que se basa en una búsqueda, descubrimiento y potenciación de aquellas cualidades más deseables y positivas de una persona. Es decir, un método que destaca y ejercita todo lo bueno que hay en ti, para alcanzar una vida más plena y saludable.
La verdadera clave de la psicología positiva es su diferenciación, es decir, es el modo en el que la entendemos. Si no comprendemos el concepto de psicología positiva, podemos cometer muchos errores que, en lugar de hacernos más felices, nos propicien situaciones de estrés, ansiedad o, incluso, nos lleve a tener una peor percepción de uno mismo.
Por ello, siempre debemos contar con expertos que nos ayuden a llevar a cabo una terapia o vía de psicología positiva correcta, como www.iepp.es, el Instituto Europeo de Psicología Positiva.
No olvides que la psicoterapia positiva, que pone el foco en tus recursos y no en tus debilidades, te ayudará a aliviar el dolor emocional y disfrutar de la vida. Además, ten en cuenta que existen distintos métodos, como el método FORTE IEPP, que analiza y evalúa tus fortalezas para que puedas alcanzar tus metas en menos tiempo y, sobre todo, aprender a disfrutar del camino.
En palabras simples, la psicología positiva es una rama de la psicología que se centra en el estudio científico de las fortalezas y las emociones positivas de las personas. En cambio, como muchos creen, la psicología positiva no es el poder del pensamiento positivo, es decir, no es un camino que te haga ver siempre la vida de color de rosa.
“Si quieres, puedes”. “Con desearlo, ya tienes medio camino recorrido”. “Sonríe y no le des más vueltas”. Estas frases no son psicología positiva, sino pensamiento positivo. Y es que este tipo de pensamiento, tan general y poco personal, nos lleva a una gran dificultad. “¿Y si con sonreír no se arregla mi situación?”
Está claro que el pensamiento positivo tiene un enorme problema de base: no es nada profundo. Es fácilmente desarticulable, y cualquiera puede decirse a uno mismo “¡Sigue adelante!” y que esa obligación a continuar la lucha no le haga más feliz.
Por eso la psicología positiva nos parece una mejor vía para la felicidad personal. No importa que tengas un mal día, una mala semana, un mal mes, o incluso un mal año. La psicología positiva no te lo va a negar. De hecho, este tipo de psicología te dará la razón: este año ha sido nefasto, sí. Pero, ¿recuerdas lo bien que hiciste aquello? ¿O la actitud que tomaste en esta otra circunstancia? ¡Enhorabuena! El año habrá sido malo, pero tú has estado espléndido capeando el temporal cuando has tenido ocasión.
Asumimos que las personas acuden a un experto en psicología cuando “alguien tiene un problema”. Porque eso es lo que la psicología convencional nos ha llevado a creer tras años de prácticas. En cambio, la psicología positiva no ataca directamente a los problemas del pasado, sino que potencia todo aquello bueno que hay en nosotros mismos, para ayudarnos a crecer y mejorar día a día.
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