Las frías y largas noches de invierno de nuestra ciudad no siempre estuvieron atenuadas por la luz eléctrica. Este avance tecnológico que hoy se suele dar tan por sentado, llegó a principios del siglo XX para aliviar la vida de miles de personas, las cuales debían irse a la cama una vez que se oscurecía, además de generar inseguridad y aislamiento entre la población.
Ya en 1564, el cabildo de la ciudad emitió una ordenanza para que los valdivianos se preocuparan de dejar velas afuera de las casas, sin embargo esto, de acuerdo al sitio Historia de Valdivia, no se hizo costumbre hasta unos dos siglos después. La ciudad progresaba a paso lento y, al revés de hoy, una persona nacida en 1640 exprimentaba una vida impresionantemente similar a la de otra nacida en 1760.
Fue sólo en1858, ya en la era republicana, cuando el Estado promulgó una ley de alumbrado público, aunque sólo en muy reducidas áreas del centro. La forma de hacerlo era comúnmente con faroles, los cuales eran financiados por un fondo aportado por los contribuyentes.
LLEGADA DE LA LUZ ELÉCTRICA
Tras la llegada de los inmigrantes alemanes a mediados del siglo XIX, Valdivia se transformó al punto de convertirse en "la ciudad más importante de las provincias australes y el centro de las riquesas y producción de dichas regiones".
Es en esta época, a partir de 1900, se comienza a producir la luz eléctrica en las fábricas más avanzadas aunque sólo para su propio uso. Un caso pionero en la región fue el de la Central Hidroeléctrica Llollelhue del Molino Grob, en la comuna de La Unión, haciendo de ella una de las primeras urbes en el sur de Chile que contó con luz eléctrica en espacios públicos.
En Valdivia, en tanto, la figura del empresario Jorge Wendler fue de vital importancia, no sólo para la aparición de esta tecnología en las calles, sino que también para la conformación de una red de agua potable. Wendler, tonelero de oficio, instaló la primera torre de agua de madera en lo que hoy es el área de la gobernación marítima. Todo esta compañía, que hacía llegar agua potable a más de 400 casas, sería arrasada por el incendio de 1909.
Su aporte en el ámbito de la energía eléctrica, se dio en un comienzo para las curtidurías de la actual calle General Lagos, para luego, en aquél fatídico 1909, asumir de parte de la Municipalidad de Valdivia, la tarea de alumbrar por primera vez los espacios públicos de la ciudad con energía eléctrica.
Para ello, no obstante, se debía ampliar la infraestrctura de la generadora de electricidad prexistente. Fue así como apareció en el horizonte de nuestra ciudad una estructura que se erige hasta nuestros días: la chimenea Eherenfeld y Wendler, hoy junto a la Universidad San Sebastián.
Pero la importancia de la familia Wendler no se detiene ahí. Tras la muerte de Jorge en 1915, sus hijos se mudan a Río Bueno y llevan consigo la energía eléctrica a esa ciudad.
El último hito importante en la región en lo que se refiera a energía eléctrica, fue la central de la Compañía Carbonífera de Máfil, la cual abasteció hasta los años 50s a San José y a un buen número de fábricas en Valdivia.
Sin embargo, y a pesar de todo el empuje de los primeros emprendedores e inversionistas en este rubro, el sistema colpasó tras las crisis de 1929. Sólo con el Plan de Electrificación Nacional de la CORFO, ente creado precisamente después de las crisis, se pudo electrificar la totalidad de la Región de los Ríos recién a fines de los años 40.
Fue un largo y accidentado camino, de más de 40 años, para lograr que cada ciudad y pueblo de la región pueda contar con este avance en apariencia tan sencillo, pero tan necesario para la calidad de vida nuestra gente.
Grupo DiarioSur, una plataforma de Global Channel SPA. Powered by Global Channel