En medio de las conmemoraciones por el Día Mundial del Agua, Greenpeace alertó respecto del complejo escenario que enfrenta el planeta y también Chile en relación con las crecientes carencias y dificultades para acceder al agua.
En efecto, y pese a que el agua cubre el 70% de la superficie del planeta, el 97% de ella es salada. Solo el 2,5% del agua de la Tierra es dulce, pero con un problema extra: el 90% de ella está congelada. En definitiva, la humanidad depende del 0,5% del agua dulce de depósitos subterráneos y del minúsculo 0,01 de ríos y lagos.
El problema es que, a nivel global, el uso del agua se ha ido incrementando un 1% anual desde los años 80 del siglo pasado. Las razones se explican en el aumento de la población, el desarrollo económico y modificaciones en los modelos de consumo. En este contexto, y según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos No dejar a nadie atrás, se proyecta que el incremento de un 1% por año se mantendrá, al menos, hasta el 2050, lo que representa un aumento del 20 al 30% por encima del nivel actual de uso y consumo del agua.
Está claro: el agua es un bien escasísimo. Y por eso, en la actualidad, más de 2.000 millones de personas viven en países que sufren una fuerte escasez del elemento. Otro dato revelador que da cuenta de la actual crisis hídrica: 4.000 millones de personas padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año.
Hoy, tres de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a agua potable segura.
Lo preocupante es que los niveles de escasez de agua seguirán aumentando a medida que aumenta su demanda y se intensifiquen los efectos del cambio climático. De hecho, 21 de los 37 principales acuíferos del mundo se están agotando y 13 de ya están en niveles críticos debido a su uso intensivo.
¿Cómo entender la la magnitud del desafío? “Por ejemplo, graficando que cada persona requiere entre 2 y 5 litros diarios para beber, pero para producir los alimentos que necesita diariamente se deben gastar entre 3.000 y 5.000 litros de agua. Por esto, la agricultura es el mayor consumidor de agua y, a nivel mundial, usa alrededor del 70% del recurso que se extrae de las diversas fuentes”, explica Matías Asun, director nacional de Greenpeace en Chile.
En este escenario, Chile aparece dentro de los 30 países con mayor riesgo hídrico en el mundo al año 2025.
Cifras provenientes de distintas fuentes, como el estudio Radiografía del Agua de la Fundación Chile, dan cuenta de la frágil situación del recurso hídrico en Chile: 76% de la superficie de chilena está afectada por sequía, desertificación y suelo degradado y 110 acuíferos del país se encuentran actualmente con una demanda comprometida superior a su recarga.
De hecho, según antecedentes entregados en la Política Nacional para los Recursos Hídricos, Chile posee actualmente una brecha de agua de 82,6 m3 /s que, al año 2030, aumentará a 149 m3 /s, cifra estimada al comparar la disponibilidad de agua con las proyecciones de crecimiento económico e infraestructura prevista a construir.
Y, enfrentados a una situación de cambio climático, la situación de disponibilidad no hará más que agravarse.
Así, por ejemplo, investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 de la Universidad de Chile han realizado simulaciones de precipitaciones para Chile evaluando diferentes escenarios de emisiones de efecto invernadero y determinaron que para el 2060 la zona central enfrentará sequías que afectarán de manera especial los cultivos de trigo, lo que equivaldrá a un 52% de ellos, con un monto asociado de 690 millones de dólares.
“A todo este complejo panorama se suma el actual Código de Aguas, el cual se ha encargado de “entregar” derechos de aprovechamiento de forma gratuita y a perpetuidad en todo el país constituyendo una vergüenza nacional. Se trata de una legislación que no responde de manera adecuada a la incertidumbre y disminución del agua que plantea el cambio climático, por lo que agrava la emergencia hídrica que vivimos, vulnerando día a día los derechos humanos más básicos de miles de personas”, explica Matías Asun.
En medio de este escenario, hay que considerar la enorme riqueza estratégica que Chile posee en sus más de 24.000 glaciares, lo que representa el 82% de los glaciares del continente. “Por eso es inentendible que hoy buena parte de nuestrros glaciares están siendo amenazados por distintos proyectos mineros. Los estamos destruyendo cuando debieran ser tratados como oro hídrico”, agregó Asún.
Finalmente, Greenpeace señaló que mientras Chile enfrenta diversos desafíos vinculados al cambio climático, y enfrentados a la organización de la próxima COP25, es necesario salir del debate organizativo del encuentro para concentrarse en los amplios y desafiantes compromisos que el país debe asumir si es que quiere marcar un verdadero liderazgo medioambiental en diciembre próximo.
Algunos datos del agua:
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