A pesar de su modesta infancia en un barrio humilde de Viena, el joven Freud siempre obtuvo buenas calificaciones y al momento de escoger una carrera sin duda se inclinó por la medicina.
Una vez graduado, las intenciones de Freud no era dedicarse a la consulta o la cirugía, sino a la investigación. Desde el momento que obtuvo su título ingresó en un laboratorio con el objetivo de estudiar la anatomía del cerebro y el sistema nervioso.
Estos estudios lo llevaron a la búsqueda de varias respuestas a muchas de las preguntas que estaban en su mente, entre ellas la más importante: ¿Cómo se comportan los seres humanos?
En 1885 obtuvo una beca para estudiar en París con el famoso neurólogo francés Charcot. Durante ese tiempo observó el trabajo de su profesor quien se interesó, desde su llegada al hospital Salpetriere, en la relación entre las lesiones de ciertas partes del cerebro y la afectación de las habilidades motrices, además también analizó casos de histerias y los tratamientos existentes como la sugestión e hipnosis para su curación.
Hay otros aspectos de la vida de Sigmund Freud que son también interesantes de conocer, así que para saber más sobre este excepcional hombre te recomendamos el artículo de Gerardo Castaño R. sobre Sigmund Freud.
Las obras de Sigmund Freud son extensas y abarcan varios niveles de la literatura científica.
Su primera obra no era de asombrarse que estuviera vinculada al trabajo realizado con el Dr. Charcot, titulada “Estudios sobre la histeria” en el que estudió a varias pacientes con problemas de histeria y utilizó un tratamiento innovador que consistía en traer los recuerdos del pasado utilizando la hipnosis.
En 1889 Freud publica su obra más emblemática y de la que todavía se sigue comentando: “La interpretación de los sueños”. En este texto Freud expone que a través del método de la asociación libre se pueden descubrir los símbolos detrás de nuestros sueños, que según él no era más que una realización alucinatoria de deseos y por consiguiente una vía segura de acceso al inconsciente.
Después vinieron “Tres ensayos sobre la teoría sexual” donde explora a profundidad su concepción sobre la teoría de la sexualidad, específicamente la relación con la infancia.
En estos textos Freud avanza más a fondo y expresa que hasta las personas sanas mentalmente podrían sufrir de perversiones y que no es la pubertad sino en la infancia donde el ser humano alcanza una madurez sexual sólida.
A comienzos del siglo XX la obra científica de Freud sigue expandiéndose y publica “El yo y el ello”, la última de sus grandes obras. En este texto Freud revoluciona el análisis sobre la psique y su funcionamiento al dividir en tres unidades las relaciones del hombre, el yo, el ello y el superyó.
Esta teoría transformaría por completo el estudio de la psicoterapia y de allí en adelante, toda obra tendrá de una manera implícita la influencia del yo y el ello.
Lo que sí es cierto es que las terapias más modernas, aplicadas en centros de rehabilitación, hospitales, incluso en un sitio como una clínica del sueño, le deben a Freud sus valiosos aportes y el haber abierto las puertas a las nuevas ciencias del comportamiento.
En 1908 se llevó a cabo en la ciudad de Salzburgo el primer congreso de psicoanálisis y con la colaboración de reconocidos nombres como Freud, Jung y Ernest Jones.
Durante ese encuentro más de cuarenta psicólogos freudianos fundaron la Asociación Internacional de Psicoanálisis (API) con la participación de seis países. La influencia de Freud, de su obra y de su legado estuvo presente como principal elemento que inspiraría a generaciones futura al estudio del psicoanálisis.
Freud no sólo fue un médico o un científico, su obra trascendió a los límites de la filosofía y otras ciencias humanas, dejando una huella única en el conocimiento universal.
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