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Por DiarioPaillaco , 4 de marzo de 2014

Estremecedor relato de paillaquina: “Yo puedo ser la víctima del próximo femicidio”

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Madre de cuatro hijos vive atemorizada por su esposo

El sábado 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha que destaca a aquellas mujeres que lucharon por conseguir los mismos derechos y oportunidades de los hombres; sin embargo, muchas veces este principio de igualdad no es respetado, naciendo así la violencia en la pareja.

De acuerdo a datos entregados por Carabineros en mayo del año 2013, el delito más recurrente en la comuna de Paillaco era la violencia intrafamiliar. A nivel nacional, 40 mujeres (Ver historias aquí) perdieron la vida en manos de quienes les prometieron amarlas y cuidarlas y una de ellas fue la carabinera Pamela Villanueva (Ver noticia aquí) quien en octubre falleció, a los 25 años de edad, tras recibir un impacto de bala propinado por su esposo.

La tragedia nuevamente este año marca la comuna. Hace sólo un mes, María Elena Fuentealba fue asesinada por su pareja en el sector El Llolly, luego de una larga historia de desencuentros que finalizó con la muerte de ambos y una niña de 14 años de edad huérfana (Ver noticia aquí).

“YO PUEDO SER LA VÍCTIMA DEL PRÓXIMO FEMICIDIO”

Utilizaremos nombres ficticios para salvaguardar la identidad de nuestra entrevistada.

“Lloré cuando supe del femicidio de María Elena. No sé por qué a veces las mujeres somos tan tontas; nos pasan estas cosas porque nos quedamos calladas y además, la justicia no hace nada”, señaló Ana, quien accedió a contar su historia a DiarioPaillaco.cl, para dar a conocer que el caso vivido por María Elena no es el único en la comuna.

Durante tres años y medio, Ana tuvo que soportar violencia física, psicológica y sexual de parte de Juan. Hoy que está distanciada de él, recibe constantemente amenazas de muerte para que abandone la casa que compartían. “Yo puedo ser la víctima del próximo femicidio”.

Ana y Juan se conocieron a comienzos del año 2010, fue un amor a primera vista que los llevó a vivir juntos a la semana siguiente de conocerse. Ana se trasladó con sus cuatro hijos a la casa de Juan. Al mes, él llegó ebrio y le pegó por primera vez.

Luego comenzaron las agresiones verbales y más tarde, sexuales. “Me quedé callada, porque él me decía que si yo me iba, no iba a tener nada, que la justicia no iba a dar nada por mí y que no tendría dónde irme con mis hijos”.

ABUSO

A pesar de tratar a sus hijos como “huachos” cuando discutían, Ana asegura que nunca los maltrató, pero sí notaba actitudes extrañas en él cuando se dirigía hacia ellos. “Él le daba muchas atenciones a mi hija de 12 años; le compraba ropa, le regaló un celular y una noche lo pillé mirándola mientras dormía”.

Sin embargo, la prueba de que no se trataba de un hombre normal, llegaría más tarde. “Un día yo estaba durmiendo con mi hijo menor y él llegó a acostarse cura’o. Desperté porque sentí movimientos extraños y vi que lo estaba tocando. De ahí mi miedo aumentó y empecé a dormir con un cuchillo bajo la cama”.

MATRIMONIO

En noviembre de 2012, Ana y Juan se casaron. “Él me pidió matrimonio y acepté, porque pensé que podía cambiar, yo quería tener un lugar dónde estar y darle un hogar a mis hijos, pero también fue un engaño”.

El 2012, Ana estuvo varios meses en tratamiento por un cáncer al útero y en septiembre, Juan fue detenido por manejar en estado de ebriedad. “Su hermano me contó hace poco, que Juan se casó conmigo porque el abogado defensor le dijo que si estaba casado y decía que su esposa tenía cáncer, no iría preso. Yo no sabía que él tenía antecedentes”.

“EL MUNDO SE ME VINO ABAJO”

El 6 de junio de 2013, Juan llegó borracho y le tiró el televisor en la espalda. Los hijos mayores de Ana, de 15 y 12 años de edad, llegaron en el momento de la pelea y fueron ellos quienes llamaron a Carabineros.

“Cuando hice la denuncia supe que él había estado preso; se comprobó que había violado a su propia hija, pero lo soltaron por buen comportamiento y por no tener antecedentes. El mundo se me vino abajo”, recuerda Ana, quien en ese momento decidió que la relación se acababa para siempre.

“Le dieron 145 días de alejamiento y el Juzgado nos derivó a una terapia de pareja para que nos reconciliemos. Yo no entiendo cómo hacen eso, sabiendo como es él”.

Desde junio a la fecha, Ana vive atemorizada. “Yo cambió los chips de los teléfonos y no sé cómo se consigue los números y me sigue llamando; me ofende y me dice que me vaya de la casa. También llama a mi hija de 12 años para saber cómo está. Varias veces me ha amenazado de muerte, parece que veo que viene a matarme”.

Ana no trabaja por miedo a que Juan llegue a la casa, en un momento en que ella no se encuentre y abuse de sus hijos. “Yo sé que nosotros nos tenemos que ir, pero no tenemos dónde y yo sólo recibo la asignación familiar y, a veces, la pensión de alimentos del padre de mis hijos”.

FALTA APOYO

Ana asegura que en el Tribunal nunca la contactaron con el Sernam y que un día, mientras en la televisión narraban una historia de maltrato intrafamiliar, anotó el número y llamó. “Les conté mi historia y me dijeron que vaya a Valdivia y que ahí veríamos. Pero cómo iba a ir, si estaba con cáncer, depresión y no tenía dinero. No me llamaron nunca más”.

El concejal José Aravena conoce la historia de Ana y la de muchas otras mujeres que llegan a la municipalidad, buscando solucionar un problema social y terminan desahogando el gran dolor que tienen.

“El Sernam tiene mucha cobertura y muchos recursos para publicidad, pero en lo concreto no está cuando se le necesita. En la tragedia horrorosa de El Llolly, ahora están entregando asistencia psicológica a los familiares –lo que es bueno- pero la ayuda llegó tarde. Y en el caso de Ana, pedirle que vaya a Valdivia, desconociendo su situación de salud y económica, hace que el trámite no se realice; nosotros no queremos lamentar otro femicidio en Paillaco”, expresó el concejal.

Aravena recordó que la presidenta electa Michelle Bachelet, anunció crear hogares de acogida para mujeres que sufren de maltrato intrafamiliar, dentro de los primeros 100 días de su gobierno. “Así que nosotros debemos exigir que en Paillaco, por la ubicación y lamentables estadísticas, exista un lugar de acogida o que por los menos, vengan de Valdivia a asistir a las mujeres que están siendo víctimas”.

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